Reflexiones sobre las denominadas canonizaciones de Juan XXIII, J. Pablo II

Este el primero de algunos escritos, en donde se van ha analizar todo lo relacionado con las supuestas canonizaciones de Angelo Roncalli (Juan XXIII) y Karol Wojtyla (Juan Pablo II).

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A través de preguntas y respuestas se va ir probando la realidad o no de estas supuestas canonizaciones.

¿Qué se entiende por un santo canonizado?

Se entiende que la canonización de un santo se define por medio de la declaración solemne de un Papa, de que un cristiano participa ya de la gloria celestial, es decir, que subió al Cielo después de su muerte, directamente y sin pasar por el Purgatorio, y de igual forma defineque este santo puede ser venerado por todos los católicos.

La Iglesia Católica, la de siempre, la fundada por Cristo, la del magisterio infalible y perenne, nunca cambiante durante sus veinte siglos de existencia; esa Iglesia es la que venera a los santos verdaderos. No la nueva iglesia judeomasónica de Roncalli Mazzola, Montini Alghisi, Wojtyla Katz, Luciani, Ratzinger Tauber, y el “teólogo de los pobres” Jorge Bergoglio.

Esta Iglesia Católica verdadera ha mantenido siempre un rigoroso proceso, en el cual exige 50 años después del deceso del candidato y no cinco, o cuatro para comenzar el proceso, y en el que se examina si realmente se practicaron virtudes heroicas y no hubo hechos escandalosos del candidato para ser santo canónicamente.

La Iglesia comprueba y demuestra que hubo fidelidad del sujeto a la enseñanza dogmática e infalible del Magisterio; y también, es la que exige como requisito dos milagros verdaderos (no ficticios, ni dudosos) para la beatificación de un siervo de Dios. También examina que después de la beatificación aumentó la veneración y que como mínimo se realizaron otros dos milagros distintos y comprobados por intercesión del ya beato.

Y sólo así, cumplidos todos estos requisitos, se puede declarar que hay un verdadero y auténtico santo que goza después de su muerte, sin pasar por el Purgatorio, de la visión cara a cara o beatífica de Dios.

El acto de la canonización la lleva a cabo, de una manera solemne, el Papa verdadero, en persona, en la Iglesia de San Pedro, leyéndose la bula de canonización y cantándose una Misa en honor del santo.

La canonización también implica que el santo no sólo puede, sino que debe ser, honrado públicamente; se compone para ello un oficio litúrgico, sus reliquias se veneran también públicamente, se consagran templos y altares en su honor, se exponen estatuas y cuadros suyos en la iglesias y se les ora en público. Este juicio de la verdadera Iglesia Católica es infalible e irreformable. (Tomado del Diccionario Enciclopédico de la Fe católica: Traducida de la 2ª. Edición inglesa de 1949; por Pedro Zuloaga y Carlos Palomar.)

Ahora bien, según los requisitos necesarios para ser santo canónicamente, éstos no se cumplen cabalmente ni en Juan XXIII y ni en J. P. II.

A Angelo Roncalli (J. XXIII). No debería ser Santo de la Iglesia Católica, porque:

1.- En un Santo debe de haber virtudes heroicas.

En Roncalli una cosa es la propaganda y otra son las verdaderas y auténticas virtudes.

El hecho de que se presente a Roncalli, mediante una hábil propaganda, como un hombre virtuoso y frugal, o sea, como un verdadero santo. Todo esto dista mucho de la realidad.

En primer lugar, como observa Jean Guitton, “Juan XXIII parecía sencillo al pueblo, aunque lo fuese mucho menos de lo que podían hacer creer sus discursos y su apariencia. Pero su sencillez no se debía a una virtud sino al don de ser muy campechano, como La Fontaine. (J. Guitton, Diálogos con con Pablo VI, p. 133, ed. Cristiandad, Madrid, 1967).

Tampoco era ascético sino todo un burgués, tal lo muestran su afición por los puros, y a la buena mesa y las carreras de caballos. (Juan XXIII era “amigo de la buena mesa”, relata Ernesto Balducci, Papa Giovanni, p. 34. ed. Vallecchi, apud José Luis Martín Descalzo, Introducción general a El Concilio de Juan y Pablo, p. 12. Aquel decía que “comiendo solo tendría la impresión de ser un seminarista castigado”, y por eso—escribe Descalzo—“invitaba a comer a sus amigos”(ib., p. 13).

Dice su biógrafo. Cuando era nuncio en Paris, Roncalli concurrió al hipódromo de Amiens “a disfrutar de las carreras de caballos” (cf. Zizola, ob. Cit., p. 128).

El caso de Roncalli ilustra bien cuál es el concepto de la nueva iglesia postconciliar de santidad: su “beatificación” y “canonización” son el pago por los servicios prestados: Su apodo se explica: Juan el Bueno… para el Judaísmo y los enemigos de la Religión Católica. (Ambas son inválidas por que las han realizado autoridades ilegítimas).

2.- En un Santo, no debe de haber ni la mínima sospecha, en la fe, en algún escándalo, o pertenecer a algún grupo anticatólico como la masonería o el comunismo o favorecer a esos grupos.

Nuestro Señor Jesucristo a todo cristiano recomienda: “Cuida, pues, que tu luz no tenga parte de tinieblas; porque, si todo tu cuerpo es luminoso, sin parte alguna tenebrosa, todo él resplandecerá, como cuando la lámpara te ilumina con vivo resplandor”. (Lc., XI, 35-36).

Si esto recomienda a aun simple cristiano; con mayor razón está luz sin nada de tiniebla debe de haber en un santo canonizado.

En caso de Angelo Roncalli, toda su vida esta llena de sospecha, y decimos de sospecha porque siendo hereje modernista, se cuidaba hipócritamente para que no descubrieran que lo era. Aunque no era tan buen actor, por eso, su militancia modernista se ha podido acreditar, junto con algunas declaraciones heréticas.

Porque, en qué consiste la hipocresía, sino en hacer las cosas sólo, o principalmente, para que las vean los hombres, por aparentar, por querer pasar por buenos, aunque no le seamos. Esto ciertamente le desagrada mucho a Dios, que es la misma Verdad y abomina el engaño y la mentira. Por eso lanzó Jesús tan terribles condenas contra los hipócritas escribas y fariseos.

Antes de pasar a confirmar la fundadas sospechas de la herejía modernista en Roncalli, se va exponer una definición de lo que es el modernismo.

¿Qué es el Modernismo o Progresismo (postconciliarismo) religioso?

Es un conjunto de herejías que niegan los principales dogmas o verdades perennes del catolicismo. Esta tendencia surgió de los agentes de la judeomasonería infiltrados en mismo seno de la Iglesia católica en los últimos años del gobierno del Papa León XIII. Surgiendo primero de clérigos en Francia y secundándolos otros en Italia, Inglaterra y Alemania, Bélgia y Holanda.

Éstos clérigos quinta columnistas, por medio de libros, revistas o predicaciones enseñaban en aquel entonces y todavía se enseña desde del Vaticano II hasta la actualidad: la Evolución del dogma (esto quiere decir que en la Iglesia no hay verdades perennes o inmutables, que todo esta en continuo devenir o evolución); y por los mismo han llegado a desvirtuar los conceptos genuinos de hipóstasis (o sea que niegan o ponen en duda la unión hipostática de la naturaleza divina con la humana en Cristo)

Lo mismo hacen con la Santísima Trinidad (para muchos de estos hebreos o masones infiltrados en Dios no hay tres personas totalmente distintas, siendo en esencia el mismo Dios, sino sólo el Padre negando al Hijo y Espíritu Santo y para otros sólo es Dios el arquitecto del Universo o un dios panteísta) y la Tradición (afirmando que la tradición no tiene valor alguno, ya que la única base de la revelación es la escritura y ésta desvirtuada)

Niegan también la verdadera Resurrección de Cristo y sus milagros y de que haya fundado una Iglesia e instituido los sacramentos; rechazan también, que a Dios no se le puede conocer a través de la razón humana.

Rechazan la inerrancia de la Escritura y del culto a los santos ( sólo cuando les conviene, como en el caso de los herejes Roncalli y Wojtyla), éstos agentes siempre han promovido la democratización de la Iglesia y un falso ecumenismo, al que denominan cristianismo intercofesional.

Un elemento central del modernismo es el inmanentismo Kantiano que sostiene la imposibilidad de llegar al conocimiento de Dios por la razón, este error es judaizante y tiene origen principal en Maimónides (Guía de perplejos, Primera Parte, cap. 59, p. 161)y retomado por Spinoza. El inmanentismo niega la trascendencia, la cual distingue a Dios de las criaturas y, por tanto, es un panteísmo implícito (ésta herejía es muy común verla en los escritos de Ratzinger y de Wojtyla).

Ahora bien, retomemos el tema de las sospechas justificadas de Roncalli (Juan XXIII); “santo” canonizado por el progresismo o de la iglesia postconciliar.

RONCALLI SOSPECHOSO DE MODERNISMO

angelo-roncalliLas acusaciones de modernismo fueron rechazadas por Roncalli y sus adeptos como calumnias integristas. Sin embargo, los hechos son incontestables y prueban su veracidad. En 1967 su ex Secretario de Estado, cardenal Amleto Cicognani, expresó en un documento oficial que, efectivamente Roncalli había sido modernista. (El documento fue leído por el prelado en el Congreso de Teología en Toronto Canada el año 1967. (Esto lo corrobora su biógrafo Zizola, ob. cit., pág 391-392).

Otro postconciliar, el conocido sacerdote Carlo Cremona, señala que Roncalli: “fue sospechoso de modernismo cuando era joven sacerdote en Roma. Cuando llegó a ser Papa, comenta el postconciliar, le resultó divertido leer—ahora podia hacerlo—el expediente dedicado a él, que se conservaba en los archivos secretos.” (C. Cremona, Pablo VI, p. 206, ed. Palabra, Madrid 1995)

Además de lo expuesto, las sospechas, que se tuvieron por modernismo contra Roncalli son bien justificadas, porque:

1) Eran modernistas o modernizantes sus “modelos” en el sacerdocio;

2) Era sospechosa la diócesis de Bergamo;

3) Era sospechosa su animosidad contra los antimodernistas. Tres ejemplos: a) Scotton, b) Mattiussi, c) san Pío X,

4) Era sospechoso como historiador y profesor de historia eclesiástica;

5) Son sospechosas, por sus mismos admiradores, sus declaraciones de antimodernismo.

Todas las pruebas de esta sospecha esta muy ampliamente expuestas en el estudio realizado por la

Revista Soladicium, en siguiente link pueden encontrarlo en pdf.

 El Papa del Concilio

En este estudio se aprecia la verdadera identidad de Roncalli, que para salir de paso de algún problema es capaz de todo, al decir todo es el proferir mentiras y de actuar con doblés e hipocresía, cuando el 1 de junio 1914, en una visita que hizo a Roma en compañía del rector del Seminario de Bérgamo y el ecónomo, el Cardenal De Lai le invita verbalmente a Roncalli a la prudencia en la enseñanza.

Este llamado de atención es debido a que Ronacalli, como maestro de historia Eclesiástica en el Seminario de Bérgamo, tomaba como base el libro: “La Historia Antigua de la Iglesia” de Duchesne, que el 22 de enero 1912 fue puesto en el Índice de Libros Prohibidos por contener ideas modernistas.

 Louis Marie Oliver Duchesne (1843-1922) es reconocido como el precursor del modernismo y el libro en el que Duchesne se muestra como el genearca del modernismo es su celebre Historia Antigua de la Iglesia (3 vols., Paris, 1905, 1907 y 1910).

En este libro herético, Duchesne hace una pseudo historia racionalista del cristianismo, al que despoja de su naturaleza divina y, sabrá Dios cómo le hizo, pero consiguió el Imprimatur del entonces Maestro del Sacro Palacio. En el primer volumen: Los orígenes cristianos. Sostiene el evolucionismo dogmático; que la religión Cristiana ha sido originariamente judía, (este es un concepto ebionista judaizante que niega el origen divino del cristianismo, y de ésta herejía sale que en el Vaticano II, y después Karol Wojtyla llamen a los judíos “nuestros hermanos mayores en la fe”), y luego Paulina, joánica, y más tarde universal.

En este volumen, afirma también: que son tan fieles los que creen en la divinidad de Cristo como los que lo consideran Hijo adoptivo de Dios; que Él no fundó directamente la Iglesia, cuya organización primitiva fue colegiada (de aquí sale la doctrina herética de la colegialidad del Vaticano II, ésta enseña que el Papa no debe tener un poder absoluto, sino relativo y conforme con los obispos); que la Escritura puede ser interpretada con el correr del tiempo de un modo diverso al primitivo… etcétera.

En el Segundo Volumen: llaman la atención sus críticas al “fanatismo de San Atanasio”, al “furioso e irritable San Agustín, defensor imprudente de la virginidad”. También dice que los mártires fueron pocos y que el culto de la Madre de Dios recién aparecido en la mitad de la cuarta centuria entre las mujeres árabes y más tarde recibió nuevo impulso de los herejes. Y elogia al hereje filojudío Juliano el Apóstata.

He aquí, lo que el “gran santo” de la iglesia postconciliar Angelo Roncalli (Juan XXIII) hacía enseñar a los seminarista en Bérgamo.

El día siguiente de recibir la advertencia, el 2 de junio, Roncalli aturdido manda una carta de respuesta donde protesta fidelidad.

Luego el 12 de junio de 1914, el Cardenal De Lai le respondió con una carta aparentemente amistosa:

“Estoy desolado de que te hayas turbado tanto por la recomendación que te hice. No se trataba de un reproche, sino de una advertencia saludable”.

Pero revela enseguida la verdadera causa de su descontento:

“Según las informaciones que me han llegado, sé que tú has sido lector de Duchesne y otros autores sin reservas en sus críticas, y que en ciertas ocasiones tú mismo te has sentido atraído por la corriente de pensamiento que tiende a negar todo valor a la tradición y toda autoridad al pasado. Esta corriente es peligrosa y conduce a consecuencias fatales”.

Entoces Roncalli simula hipócritamente un antimodernismo sospechoso, ya que no encuentra la respuesta fácil. Hace muchos borradores con numerosas correcciones todos reservados. Y el 27 de junio, despacha por fin la carta.

Comienza:

“No creo que la información venga de alguien que me conoce”. Y luego se dice presto a recusar todas las acusaciones bajo fe de juramento. En particular: “Jamás he leído más de 15 o 20 páginas – y aún esto muy rápidamente – del primer volumen de La Historia Antigua de la Iglesia de Duchesne (2o edición) (París 1906) Jamás he visto los otros dos volúmenes.”

“No he leído, pues, una sola línea de La Historia de Duchesne traducida por Turchi, que jamás he tenido entre mis manos, que jamás ha figurado en mi biblioteca. Conozco un poco al prelado francés, pero jamás me he puesto de su lado, ni aún cuando introdujo correcciones destinadas a asegurar su ortodoxia.”

“Las ideas de Turchi, del cual he sido durante algunos meses condiscípulo en el seminario romano, me son familiares, pero él jamás se ha confiado a mí. Recuerdo haber hecho parte más de una vez a mis alumnos seminaristas de mis sentimientos de antipatía y de desconfianza respecto a él.”

En esta parte se pasa por alto que Roncalli enseñó sus materias con los apuntes del modernista Ernesto Buonaiuti:

“Entre sus amigos y colegas de estudios, en Roma, estaba don Ernesto Buonaiuti, que después se habría vuelto famoso porque se le acusó de ser un teólogo modernista, es más el más modernista de los italianos. Las acusaciones fueron muy duras para muchos intelectuales, que, a menudo, no tenían más culpa que haberse anticipado a su tiempo. Buonaiuti fue expulsado por este motivo de la educación eclesiástica, excomulgado y, después del Concordato de 1929, suspendido (por el régimen musoliniano) de la cátedra de la Universidad de Roma.”

 (Marco Rizzi “Corriere de la Sera” el 28 de agosto).

 Tomado de:

http://vaticaninsider.lastampa.it/es/vaticano/dettagliospain/articolo/giovanni-xxiii-john-xxiii-juan-xxiii-27454/

 ¿Qué se puede pensar de esas afirmaciones, con juramento de Roncalli?

 Simplemente las hizo porque tenía el agua hasta el cuello, y para safarse de la condena por herejía, y además miente y los siguientes hechos lo demuestran:

La verdad nos dice que Roncalli (29 años), profesor de historia eclesiástica, ¡se sitúa del lado de Duchesne! ¡Y esto, aún después de la primera condena de éste, el 1 de septiembre de 1911! ¡Mientras era prohibido en los seminarios italianos, Roncalli lo hace utilizar por sus alumnos! se recuerda las fechas (a partir del libro de Hebblethwaite):

  • 1 de septiembre de 1911: la obra de Duchesne es prohibida en los seminarios italianos
  • Otoño de 1911: Dos conferencias del P. Mattiussi en el seminario de Bérgamo. El padre jesuita ataca a Duchesne. El obispo de Bérgamo pide a Roncalli un informe privado sobre las conferencias del p. Mattiussi.
  • Septiembre de 1911: Artículo de Roncalli (no firmado) en La Vita Diocesana) (Nota sobre Duchesne) y otro artículo en L’Eco di Bergamo contra Mattiussi.
  • 28 de septiembre de 1911: Don Mazzoleni escribe al cardenal De Lai que Roncalli utiliza La Historia Antigua de la Iglesia de Duchesne.
  • 29 de septiembre de 1911: Informe privado de Roncalli al obispo, ya citado, en el que es atacado Mattiussi y defendido Duchesne.
  • 7 de octubre y 10 de diciembre de 1911: san Pío X toma partido por el padre Mattiussi contra L’Eco di Bergamo (o contra Roncalli que había escrito allí) y Duchesne.

Todo este historial nos demuestra que Roncalli, no era un ingenuo niño, que estaba jugando a las escondidas, sino se muestra quién fue realmente Roncalli. No se debe de olvidar que, de acuerdo a la información del postconciliar Cremona, el futuro J. XXIII “fue sospechoso de modernismo cuando era un joven sacerdote en Roma”, o sea antes de ser professor en el Seminario de Bérgamo. Estamos, pues, en un caso de contumacia herética.

Es necesario precisar que, Roncalli no fue sospechoso de modernismo en sentido etimológico del adjetivo, sino en la significación canónica: “que es la que se da a la persona que de manera deliberada y voluntaria ayuda divulger la herejía”. Por tanto, se trata de un hereje que será declarado tal luego del proceso correspondiente.

Si Roncalli, se salvó de ser declarado formalmente hereje, fue debido a la muerte del Papa San Pío X, dos meses después de ese incidente.

EL LECTOR APASIONADO DE ROSMINI

También el seminarista Roncalli leía con apasionamiento las obras de Antonio Rosmini-nuovoSerbati (1797-1855), (Zizola, ob. cit., p. 370) sacerdote y filósofo italiano que ha tenido enorme incidencia en la filosofía italiana durante el siglo XIX. Como Duchesne, Blondel y otros.

Su obra principal: “El Nouvo saggio sull´origini delle idee” (4 vols., Roma, 1830). Fue uno de los representantes del ontologismo, el cual se afirma que se llega al conocimiento de Dios por la intuición directa y natural, o sea, en rigor, se trata de una doctrina que se sustenta en un esquema panteísta (o sea, que todo lo existe es dios, los minerales, las plantas, los animales, el ser humano etc.); a veces potencial y otras explicito.

Influyeron fuertemente en el pensamiento de Rosmini, Kant, Schelling y Hegel, es decir, que sus ideas están fuertemente influidas por el judaísmo, siendo Spinoza el teórico principal del pateísmo moderno. El ontologismo fue condenado por el Santo Oficio el 18 noviembre de 1861.

Los multiples errores de Rosmini quedaron anatematizados en 40 proposiciones, según decreto de la Inquisición datada del 14 de diciembre de 1887, que aprobó León XIII. En ellos se advierte con nitidez el panteísmo; el traducianismo, por ejemplo que el alma humana es creada por los progenitores, grave error que conlleva la negación de su inmortalidad, ya que ésta posee tal condición porque Dios es su autor y no el hombre; la judaizante doctrina del sueño del alma, opuesta al inmortalismo; la desnaturalización de la transubstanción, limitada al espacio material del pan y del vino.

Estas doctrinas hereticas fueron las que realmente, querdaron grabadas en la memoria del joven seminarista Roncalli, que hoy es galardonado santo de la iglesia postconciliar. Y dado que Juan XXIII, estaba muy bien familiarizado con éstas doctrinas de Rosmini y sobre todo de la doctrina del mortalismo judío que tiene impregnada la liturgía de los difuntos de la nueva iglesia, y según esta creencia, no sabemos en realidad, en donde se encuentra el Alma del Buen Juan, si esta dormida en el Señor o esta aniquilada, ya que para los judíos y los postconciliares el alma no es inmortal.

Un masón o una persona que tenga la ideología masónica: ¿Puede ser santo de la Iglesia Católica?

¿QUÉ ES LA MASONERÍA?

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El Papa Pío VIII, en su Encíclica “Tradite” la define como: Una “Secta satánica que tiene por única ley la mentira, por su dios al demonio, y por culto y religión lo que hay de más vergonzoso y depravado sobre la faz de la tierra”.

El Papa León XIII, en la Encíclica “Humanum Genus” dice que: Sus fines y principales dogmas discrepan tanto y tan claramente de la razón, que nada puede ser más perverso, que querer acabar con la Religión y la Iglesia fundada y conservada perennemente por el mismo Dios, y resucitar después de 18 siglos las costumbres y doctrinas gentílicas (paganas), es necedad insigne y audacísima impiedad”.

El Papa Gregorio XVI, en la Encíclica “Mirari Vos” dice que: “Todo lo que ha habido en las sectas y herejías más criminales de sacrílego, vergonzoso y blasfemo, ha pasado a las sectas secretas y por ende, a la francmasonería”.

La Enciclopedia Americana dice que: “La Francmasonería en consecuencia, pugna no sólo por el Catolicismo y el Cristianismo, sino con todo sistema religioso de carácter sobrenatural”.

LA IGLESIA CONDENA A LA MASONERÍA

Desde los inicios de la Masonería moderna (1717) la Iglesia ha condenado en más de 200 documentos y encíclicas este movimiento. En todos ellos se condena la Masonería como contraria a la justicia y a la moral natural, así como supone una esclavitud, una inmoralidad, una traición y una apostasía, se nombraran algunos por su importancia:

En todos estos documentos se hace un estudio serio de la Masonería, de los fines que persigue, de los medios que emplea, de sus objetivos, y de la postura de cualquier católico ante este movimiento. Vamos a profundizar en alguno de ellos extractando partes de ellos.

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Papa Clemente XII

A los 21 años después de la aparición de la Gran Logia de Inglaterra; El Papa Clemente XII, en la Constitución Apostólca “In Eminenti”, el 28 de abril de 1738, lanza una condena y excomunión a todos los católicos que tengan adhesión (miembros) y relación con la Masonería reservada a la Santa Sede la absolución de la misma, y ordenó a todos los obispos e inquisidores que se procediese de un modo uniforme respecto de la secta.

En esta Constitución apostólica expresa: “Hemos resuelto y decretado condenar y prohibir ciertas sociedades, asambleas, reuniones, convenciones, juntas o sesiones secretas, llamadas Francmasónicas o conocidas bajo alguna otra denominación. Las condenamos y las prohibimos por medio de esta Constitución, la cual será considerada válida para siempre. ‘Recomendamos a los fieles abstenerse de relacionarse con dichas sociedades… para evitar la excomunión, que será la sanción impuesta a todos aquellos que contravinieren ésta Nuestra orden”.

Para que no se creyera que la excomunión lanzada contra la masonería había perdido su vigor con la muerte de Clemente XII. El Papa Benedicto XIV, el 18 de Mayo de 1751. Con la Bula “Providas”, confirma la censura de la Masonería y de otras sociedades secretas hecha por su antecesor, esta censura era la pena de Excomunión Latae sententiae reservada de especialísimo modo al Papa.

Lo mismo hizo el Papa Pío VI en 1814. Yel Papa León XII en su Bula “Quo Graviora”, del 13 de marzo de 1825, recuerda los anatemas pronunciados contra la francmasonería, desde Clemente XII, declara a esta institución enemiga abierta de la Iglesia Católica.

El Pío IX, en una alocución del 25 de septiembre de 1865, hizo diversas advertencias sobre la Masonería, y entre otras cosas dijo:

“Desgraciadamente, estas advertencias no han tenido el éxito deseado, y Nos hemos mirado como un deber condenar nuevamente esta sociedad, en atención a que, por ignorancia, podría quizás surgir la falsa opinión de que ella es inofensiva, que solo tiene por fin la beneficencia y que, por consecuencia, no podría ser un peligro para la Iglesia de Dios”…”Nos condenamos esta sociedad masónica -y las demás sociedades del mismo género que, bajo diferente forma, tienden al mismo fin- con las mismas penas señaladas en las Constituciones de Nuestros predecesores; y esto afecta a todos los cristianos de cualquier condición, rango o dignidad y por toda la tierra”.

El Papa León XIII en su Encíclica “Dieturum illud”, denunció especialmente la creciente audacia de las sectas y definió de nuevo la postura condenatoria de la Iglesia frente a la Masonería. La justificación doctrinal de esta postura la hace el mismo León XIII en 1884 con su Encíclica “Humanum Genus”. El núcleo central de este documento está constituido por un análisis de la Masonería considerada en sí misma y por un juicio crítico condenatorio de esta. Su Santidad el Papa León XIII no hace distinciones: no existe una Masonería buena y otra mala; toda secta que profese los principios masónicos y acepte total o parcialmente sus prácticas entra dentro de la condenación pontificia.

El juicio fundamental sobre la masonería está incluido en la afirmación de que “la masonería es contraria a la justicia y a la moral natural”. La base para justificar este juicio condenatorio reside en las conexiones totales que unen a la Masonería con los principios del Naturalismo. La Masonería es la proyección social y política del Naturalismo filosófico.

Pero ¿Cuáles son estos principios naturalistas que acepta la Masonería? En primer lugar, el dogma de la soberanía absoluta de la razón y de sus consecuencias: negación de la Verdad Revelada e indiferentismo religioso. Este es sin duda un error teológico de la Masonería. Pero el Papa León XIII no solo considera esto, sino que además en esa misma Encíclica “Humanum Genus” muestra otra serie de errores masónicos. Por la importancia de esta Encíclica se recomienda su lectura completa.

Otra de las Encíclicas de León XIII, la “Praeclara gratulationis” 18 de marzo de 1902. En uno de sus capítulos entra a considerar el peligro masónico, y en ese documento el Papa califica a la Masonería como una de las asechanzas a la Fe Católica. En este mismo documento el Papa atribuye a la Masonería la ambición de lograr el control político de todos y cada uno de los Estados.

CONDENAS DEL DERECHO CANÓNICO CONTRA LA MASONERÍA

El Derecho Canónico de 1917, en el Canon 2335: “Los que dan su nombre a la sectacc3b3digo-de-derecho-canc3b3nico-1917 masónica o a otras asociaciones del mismo género que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ‘ipso facto’ en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica.

Canon 2336: 1. A los clérigos que han cometido el delito de que se trata en los cánones 2334 y 2335, debe castigárseles, además de con las penas establecidas en los citados cánones, con la suspensión o privación del mismo beneficio, oficio, dignidad, pensión o cargo que puedan tener en la Iglesia; y de los religiosos. Con la privación del oficio y la voz activa y pasiva y con otras penas a tenor de sus constituciones.

2. Los clérigos y los religiosos que den su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones semejantes, deben además ser denunciados a la Sagrada Congregación del Santo Oficio”.

El mismo derecho canónico de 1917 establece en otros cánones las siguientes penas para los masones: la prohibición de contraer matrimonio y de ser este presidido por el párroco (canon 1065); deben ser privados de sepultura eclesiástica (canon 1240); y otras penas más en el código

Ante estas terribles condenas de la única y verdadera Iglesia :

¿Un Obispo o Cardenal podrá ser Papa? O ¿Un sacerdote o Obispo o un Cardenal o supuesto Papa podrá ser Santo de la Iglesia Católica?

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Mariano Rampolla del Tíndaro

Para esclarecer este asunto tenemos el caso del MARIANO RAMPOLLA DEL TÍNDARO, vetado por su pertenencia a la masonería luciferina. La mañana del 1 de agosto de 1903  comenzaron los escrutinios, dos al día, uno por la mañana y el otro por la tarde. Para ser elegido hacía falta lograr la mayoría de los dos tercios, es decir, 42 votos.

En el primer escrutinio, Rampolla obtuvo 24 votos, Gotti, 12, Sarto, 5, Vannutelli, 4. Por la tarde Rampolla llega a 29 y Sarto a 10, mientras Gotti a 16. Esta situación parece poco favorable a Rampolla, si se examina con atención: de los 38 electores que por la mañana habían votado a otros candidatos, sólo 5 se han decidido a darle a él su voto.

El cónclave se presenta estancado antes de que se pronuncie el famoso veto. La mañana del 2 de agosto, después de haber informado a Rampolla, el cardenal Jan Puzyna lee en latín el texto de la “exclusión” con la que le dice al camarlengo «tenga a bien saber para su información y notificar y declarar de manera oficiosa, en nombre y con la autoridad de su majestad apostólica Francisco José, emperador de Austria y rey de Hungría, que deseando su majestad usar un antiguo derecho y privilegio, pronuncia el veto de exclusión contra el eminentísimo señor cardenal Mariano Rampolla del Tíndaro».

Rampolla y el cardenal camarlengo protestan inmediatamente. Todos se asocian, considerando absurda e inoportuna la injerencia. Pese a ello, esa mañana, durante la votación, el ex secretario de Estado de León XIII no gana ni siquiera un voto con respecto a los 29 de la tarde anterior.

Nota: Cual es la astucia y la perversidad de los hijos de las tinieblas en la infiltración de la Iglesia, que este cardenal masón luciferino llego a ser el Secretario de Estado del mismo Papa que más condenó a la Masonería.

Peso tanto el veto al Cardenal Rampolla, que se desplomó en las votaciones. Es entonces cuando la figura del cardenal José Sarto, hijo de un pobre cartero de Riese (Treviso) que jamás había negado su humilde origen; empezó a tener cada vez más votación en el Cónclave.

También es importante señalar que con este acto, la Sinagoga de Satanás declararía la guerra a muerte contra el Imperio Austro Húngaro, guardián en ese momento de la Sede de Pedro, y obstáculo de hierro contra la masonería luciferina y sus secuaces. He ahí el motivo por el cual la Sinagoga decidió asesinar al príncipe heredero al trono y el desmantelamiento del Sacro Imperio mediante la Primera Guerra Mundial.

En la votación final del 4 de agosto de 1903 el cardenal José Sarto. Y a pesar de las constantes súplicas de este santo cardenal de que no votaran por él, resultó electo con una votación de 50 votos (eran suficientes 42), Rampolla 10 y Gotti 2.

El elegido responde así a la pregunta ritual: «Quonianm calix non potest transire, fiat voluntas Dei [Puesto que el cáliz no puede pasar, hágase la voluntad de Dios]. Y lleno de confianza en la protección divina y de los santos apóstoles Pedro y Pablo y de los santos pontífices que se han llamado con el nombre de Pío, sobre todo de los que extremadamente combatieron contra las sectas y los errores del siglo pasado, asumo el nombre de Pío X».

El veto obtenido contra el cardenal luciferino Mariano Rampolla del Tíndaro (miembro de la Ordo Templi Orientis) por parte del Sacro Imperio Austro-Húngaro fue gracias a que el cardenal Jan Puzyna de Cracovia convenció, con ayuda de monseñor Ernest Jouin, al emperador para que impidiera la coronación de un cabalista, miembro de la rama masónica más peligrosa del mundo, La encabezada por el “papa negro”, el hebreo Alister Crawley. (Esta infrmación fue tomada de la página web: forocatolicowordpress.com. del artículo “El caso Rampolla”)

Nota: De no haber existido el veto contra Rampola, todo el virage y los cambios sustanciales realizados contra las principales dogmas y sacramentos de la Iglesia, comenzados por Roncalli en 1958 y consumados en el Vaticano II, se hubieran hecho a partir de agosto de 1903.

Después de lo expuesto:

¿SERÁN CIERTAS LAS ACUSACIONES SOBRE ANGELO RONCALLI (JUAN XXIII) DE FAVORECER A LA MASONERÍA?

Hay versiones escándalosas.

En el libro del Padre paulino Rosario Esposito “Las grandes concordancias entre la Iglesia y la masonería” se puede leer un texto de una entrevista concedida por el barón Yves Marsaudon, grado 33, el más elevado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en su libro “El ecumenismo visto por un Francmasón de Tradición”. Citamos aquí abajo algunos extractos de esta entrevista otorgada a André Faucher y publicada en el periódico “Le Juvénal” del 25-9-1964:

Marsaudon: “Yo estuve muy ligado a Mons. Roncalli, nuncio apostólico en París. Él me recibió varias veces en la Nunciatura y en diversas ocasiones vino a mi domicilio de Bellevue en Seine-et-Oise. Cuando yo fui nombrado ministro de la Orden de Malta, le manifesté al Nuncio mis perplejidades a causa de mi pertenencia a la masonería. Mons. Roncalli me aconsejó formalmente que permaneciera en la masonería“.

“¿Lo ha recibido a usted luego de su elevación a la tiara?”

Marsaudon: “Sí, me recibió en Castelgandolfo en mi calidad de ministro emérito de la Orden de Malta, y me dio su bendición renovándome su aliento para una obra de acercamiento entre las Iglesias, como también entre la Iglesia y la masonería de Tradición”. (Doctor Carlo Alberto Agnoli, La francmasonería y el concilio, Congreso Si Si No No 1996).

La revista 30 Días también realizó una entrevista hace varios años con el jefe de la masonería italiana. El Gran Maestre del Gran Oriente de Italia declaró: “En cuanto a eso, parece que Juan XXIII se inició (en una logia masónica) en París y participó en el trabajo de los Talleres de Estambul. (Giovanni Cubeddu, 30 Days, edición inglesa, Issue No. 2-1994, p. 25).

Otra sospecha y escándalo se da: Cuando Juan XXIII fue posteriormente ―elevado para el colegio de cardenales, él insistió en recibir el sombrero rojo del ateo y notorio anticlerical socialista Vincent Auriol, Presidente de la República de Francia, a quien él describió como ―un socialista honesto. (Alden Hatch, A Man Named John, edición inglesa, p. 121)

¿Qué será lo que une a un supuesto representate de Cristo en la tierra, con un personaje que siempre se ha caracterizado por ser un radical anticlerical? La respuesta la tiene el lector.

Por eso, todas las sospechas desaparecen en Roncalli, cuando sube al supuesto pontificado y publica las Encíclicas: “Mater et Magistra” y Pacem in Terris. En esta última, en el # 14, 11 de abril de 1963 dice: “Entre los derechos del hombre débese enumerar también el de poder venerar a Dios, según la recta norma de su conciencia, y profesar la religión en privado y en público”.

Ésto es una herejía: Ya que, no es derecho del hombre adorar en público a falsos dioses. Esto ha siempre ha sido condenado por la verdadera Iglesia Católica.

Cuando el teólogo del Santo Oficio, el P. Ciappi, le dijo a Juan XXIII que su encíclica Pacem in terris contradecía las enseñanzas de los Papas Gregorio XVI y Pío IX sobre la libertad religiosa, Juan XXIII respondió: “No se ofendan por algunos puntos si la mayoría de ellos brillan. (“La restauración católica”, edición inglesa, marzo-abril de 1992, Madison Heights, MI, p. 29).

JUAN XXIII ELOGIADO POR MASONES Y COMUNISTAS DURANTE SU PONTIFICADO

 Angelo Roncalli (Juan XXIII) fue muy elogiado por los lideres masónicos y lo expresado en sus enciclicas concuerda con ellos, en los mismos ideales y pensamientos. De no ser masón, nos sería muy difícil entender semejantes documentos:

Estos son sólo algunos ejemplos: Esta es una cita del Boletín Masónico, el órgano oficial del Consejo Supremo del grado 33 del antiguo y aceptado rito escocés de la masonería, para el distrito masónico de los Estados Unidos de México, ubicado en el 56 de la calle Lucerna, en el D. F. de México (año 18, n° 220, mayo de 1963):

LA LUZ DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO ILUMINA EL VATICANO”.

La Encíclica “Pacem in Terris”, dirigida a todos los hombres de buena voluntad, ha inspirado consuelo y esperanza. Se elogia universalmente tanto a los países democráticos como los comunistas. Sólo las dictaduras católicas han fruncido el ceño y distorsionado su espíritu.

Muchos conceptos y doctrinas que en ella, se exponen, son familiares. Los hemos oído de ilustres racionalistas, liberales y hermanos socialistas. Después de considerar cuidadosamente el significado de cada palabra, podríamos decir que, no obstante la proverbial y típica basura literaria vaticana, la encíclica “Pacem in terries” es una vigorosa exposición de la doctrina masónica (…) no dudamos en recomendar su meditada lectura. (“La Nueva Iglesia Montiniana”, P. Joaquin Sáenz Arriaga, p. 166, 2da. Edic. 1972).

En el libro Resurgence du Temple, publicado y editado por los caballeros templarios (masones), 1975: 149, la siguiente cita es de interés: “El sentido de nuestra acción: Continuación de la obra de Juan XXIII y de todos aquellos que lo han seguido en el camino hacia el universalismo templario. (A.D.O. Datus, ―Ab Initio, p. 60).

PALABRAS Y ALABANZAS DE COMUNISTAS, MASONES Y NO CATÓLICOS A JUAN XXIII DESPUÉS DE SU MUERTE

Después de la muerte de Juan XXIII, numerosos documentos de comunistas, masones y judíos fueron enviados al Vaticano expresando su tristeza por la muerte de Juan XXIII. Personajes como Fidel Castro y Nikita Khrushchev enviaron mensaje de alabanza y dolor. (“A Man Named Johon”Alden Hatch, edición inglesa, después de la p. 238 (7a página de inserción).

Editorial de El Informador, del 4 de junio de 1963:

“La Gran Logia Occidental Mexicana de Masones Libres y Aceptados, con motivo de la muerte de Juan XXIII, manifiesta su pesar por la desaparición de este gran hombre que revolucionó las ideas, pensamientos, y formas de la liturgia católica romana. Sus Encíclicas “Mater et Magistra” y “Pacem in terries” han revolucionado los conceptos a favor de los derechos humanos y la libertad. La humanidad ha perdido a un gran hombre, y nosotros masones reconocemos sus elevados principios, su humanitarismo, y el haber sido un gran liberal. Guadalajara, Jal. México, del 3 de 1963. Dr. Jose Guadalupe Zuno Hernandez. (“La Nueva Iglesia Montiniana”, P. Joaquin Sáenz Arriaga p. 165 2da. Edic. 1972).

Charles Riandey, el soberano Gran Maestre de las sociedades secretas, en su prefacio a un libro de Yves Marsaudon (Ministro de Estado del Consejo Supremo de las sociedades secretas francesas), declaró: “A la memoria de Angelo Roncalli, sacerdote, arzobispo de Messamaris, nuncio apostólico en París, cardenal de la Iglesia romana, patriarca de Venecia, Papa bajo el nombre de Juan XXIII, que se ha dignado darnos su bendición, su comprensión, y su protección. (“La cruz torcida” Piers Compton, edición inglesa, Cranbrook, Western Australia: Veritas Pub. Co. Ptd Ltd, 1984, p. 50).

El masón de alto rango, Carl Jacob Burckhardt, escribió en el Journal de Geneve: “Conocí muy bien al cardenal Roncalli. Él era un deísta y un racionalista cuya fuerza no radicaba en la capacidad de creer en milagros y en venerar lo sagrado. (“Ab Initio”, A.D.O Datus, p. 60).

ANGELO RONCALLI FAVORECEDOR Y AGENTE DEL JUDAÍSMO INTERNACIONAL

Roncalli siendo nuncio en Bulgaria actuó como agente de la Sinagoga y entre otras cosas, cometió el sacrilegio de falsificar al 24 mil actas de bautismo a los hebreos de las autoridades nazis y facilitar su libre permanencia en Bulgaria como agentes de la Sinagoga. Dicho ayuda sacrilega (por que en muchos de los casos no se efectuaban los bautizos) a la Sonagoga de Satanás, le valió que le premiarán con la beatificación y la cananización.

Diversas fuentes consignan que Mons. Roncalli, despachó ‘certificados de inmigración’ a Palestina al arzobispo Angelo Rotta en Budapest. Dicha documentación le fue entregada al Nuncio Roncalli por Haim Barlas, delegado de la Agencia Judía en Estambul.

El 16-4-44 escribe Mons. Roncalli al Arzobispo Rotta ‘Considerando que los certificados de inmigración que le he mandado ayudaron a salvar la vida de sus destinatarios he aceptado de la Agencia Judía en Palestina 3 paquetes más, le agradeceré a S.E. pasar dichos certificados al Sr. Miklos Krausz‘. (citado en las actas de documentos vaticanos ‘Le Saint Siège et les victimes de la Guerre’, volúmen 10, pág. 195).

Según el historiador Peter Hebblethwaite, autor del libro ‘John XXIII, Pope of the Council’, 1985, la idea de intentar salvar judíos por medio de certificados de bautismo fue del Nuncio Roncalli, la cual fue aplicada por el arzobispo Rotta. Ted Szulc, en ‘The secret alliance: the extraordinary story of the rescue of the Jews since World War II’, Pan, London 1991, pág. 54 afirma que ‘en pocos meses desde la visita de Hirschman al delegado apostólico miles de judíos fueron bautizados en los refugios antiaéreos de Budapest y salvados así de la muerte.

Arthur Morse en ‘While six million died’ hace referencia al envío de miles de certificados de bautismo que ayudaron a salvar la vida de miles de judíos húngaros. El historiador Giancarlo Zizola, autor de ‘L´utopia di Papa Giovanni’, Cittadella, Assisi, 1973. pág. 109 estima que los certificados de bautismo salvaron la vida a 24.000 judíos. La información es atribuida a Monseñor Loris F. Capovilla, secretario de Monseñor Roncalli en Venecia y luego en Roma.

CONCLUSIONES

Ahora, bien, con todo todo lo expuesto se ha demostrado que Angelo Roncalli, no es un santo canonizado, sino más bien, fue un agente y quinta columnista hábil y astuto de la judeomasonería y que gracias a la doblés y a la hipocresía supo esconder lo que realmente era, un hereje, y si se salvo después de ser condenado por el mismo delito fue gracias a que los Papas que sucedieron a San Pío X, no siguieron el mismo celo para acabar con la herejía del modernismo.

Nos dice el Papa Inocencio III, en Bula: “Eius exemplo”, del 18 de diciembre 1208: “De corazón creemos y con la boca confesamos una sola Iglesia, no de los herejes, sino la Santa Romana, Católica y Apostólica, fuera de la cual creemos que nadie se salva”. (Dz. 423)

Aquí, el Papa Inocencio III, nos enseña e instruye, de la manera de distinguir a la verdadera y única Iglesia Católica Apóstolica Romana, e inmediatamente señala que: “No la de los herejes” que están fuera, y a la vez reitera que fuera de la verdadera Iglesia nadie se salva. En otras palabras o se es católico o hereje, no se puede ser católico y hereje a la vez.

 La enseñanza del Magisterio Infalible de la Santa Iglesia Católica nos dice que Angelo Roncalli esta fuera de la Iglesia por su “contumacia en la hererejía” y por lo mismo, alguien que esta fuera no es apto para ser cabeza de la Verdadera Iglesia.

El Santo Padre Pablo IV, antiguo inquisidor,  y conocedor a fondo del peligro que representa la infiltración hebrea en la Iglesia, primero ordenó elaborar un estudio a fondo de las demoníacas estratagemas de la Sinagoga y como resultado publicó el 14 de julio de 1555, con su suprema potestad apostólica, la Bula Cum nimis absurdam mediante la cual prohíbe la designación de hebreos para todo cargo público en todos los estados cristianos.

Asimismo, para salvaguardar a la Iglesia de los usurpadores futuros, el mismo Pablo IV con el antecedente de los muchos intentos de la Sinagoga de Satanás, publicó la Bula Cum ex apostolatus officio, del 15 de febrero de 1559, con la cual lega a perpetuidad la verdad de que SON NULAS las ordenaciones, consagraciones, elevaciones, y elecciones de sujetos previamente reos de delitos de cisma, herejía o apostasía, así sean supuestos papas electos por unanimidad y reconocidos universalmente como tales.

La constitución apostólica bajo forma de bula Cum ex apostolatus del 15 de febrero de 1559 del papa Paulo IV estipula en el § 6, que un hombre que haya desviado de la fe no podría en ningún caso devenir pontífice, aunque todos los cardenales estuvieran de acuerdo, aunque los católicos del mundo entero le prestaran alegre obediencia durante decenios. Todos los actos y decisiones de un tal pseudo pontífice serían jurídicamente nulos y sin valor, y esto ipso facto, sin que haga falta otra declaración de parte de la Iglesia. (tomado de la web amor de la verdad, analisis y vigencia actual de Cum ex Apostolatus Oficcio)

De la Bula dogmática de Papa Pablo IV “CUM EX APOSTOLATUS OFFICIO” solo se señala el número 6 sobre la nulidad del hereje para ser verdadero Papa de la Iglesia Católica:

No. 6. Además, [por esta Nuestra Constitución, que debe seguir siendo válida a perpetuidad Nos promulgar,determinar, decreto y definir: -] que si alguna vez en algún momento aparezca que cualquier obispo, incluso si se actúa como un arzobispo, patriarca o primado, o cualquier cardenal de la mencionada Iglesia Romana, o, como ya se ha mencionado, cualquier legado, o incluso la Romano Pontífice, antes de su promoción o su elevación como Cardenal o Romano Pontífice, se ha desviado de la fe católica o caído en una herejía: (i) la promoción o la elevación, aun cuando hayan sido impugnados y por la asentimiento unánime de todos los Cardenales, será nula, nula y sin valor. (En las web forocatólico: Hereje o Papa, no ambos; y la web amor de la verdad: análisis y vigencia actual de la Cum ex Apostolatus Officio. En ambos lugares se puede leer completa y con explicaciones de esta importantísima Bula).

PAULO IV HA PRONUNCIADO UN JUICIO EX CATHEDRA EN LA CUM EX APOSTOLATUS

La constitución apostólica de Paulo IV es una definición dogmática solemne ex cathedra, que reúne las cuatro condiciones de la infalibilidad fijadas por el primer concilio del Vaticano, a saber:

• EN VIRTUD DE SU SUPREMA AUTORIDAD APOSTÓLICA: “en la plenitud de nuestro poder apostólico”

• EL PAPA DEFINE: “Nos (…) definimos”

• UNA DOCTRINA SOBRE LA FE: el documento concierne plenamente a la fe, porque este término está numerosas veces en el texto. Es asimismo la preocupación principal de Paulo IV: proteger a la fe contra los herejes. Por otra parte, la bula no da ninguna indicación sobre el modo electoral (luego disciplinario). No precisa que los electores sean los cardenales, que deben deliberar en tal o cual sala etc… (tomado de la web amor de la verdad)

Paulo IV, hablando solemnemente ex cathedra, emite entonces un juicio dogmático infalible. Su decisión, irreformable por ella misma, PERMANECERÁ EN VIGOR HASTA EL FIN DE LOS TIEMPOS.

La Bula es dogmática, y a perpetuidad: “Cum ex Apostolatus Oficcio” del Papa Pablo IV. Jamás ha sido abrogada por nigún Papa y además, está contenida en más de 15 cánones de Codigo del Derecho Canónico de 1917, estre ellos (C. 188, 4). Es totalmente contundente, y declara que: “Un hereje jamás puede ser Papa o Cabeza Visible de la Iglesia Católica”.

Por “Pertinacia en la herejía” y a tenor del número 6 de la Bula, del Papa Pablo IV, Angelo Roncalli no fue apto por herejía, apostasía y cisma, para ser Papa de la Iglesia Católica. Apartir de Juan XXIII y a tenor de esta misma Bula, los que usurpan la Sede Apostólica, no son Vicarios de Cristo sino de la Sinagoga de Satanás.

Por último, todo lo que sea expuesto de Angelo Roncalli, no es la mitad, de todos sus hechos heréticos y escándalosos de su vida, faltaron más de sus componendas con los judíos, y los comunistas antes y después de ser usurpador del papado, pero con lo expuesto es sufiente para comprobar que Juan XXIII, no es un Santo de la Iglesia Católica.

En el siguiente escrito se tratará todo relacionado con la vida y obras de Karol Wojtyla (J. P. II).

 

Mons. Martin Davila Gandara