Sociedad Sacerdotal Trento

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La Sociedad Sacerdotal Trento está formada por sacerdotes católicos romanos y por tanto, cree y profesa todos los dogmas que la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y enseña; y ha declarado solemnemente como tales por boca de los Sumos Pontífices legítimos y por los Concilios Universales por ellos citados y confirmados, es decir, por el Magisterio inerrante de la Iglesia.

Asimismo abraza todas sus enseñanzas y prácticas morales como santas y santificadoras, siendo para quienes las guarden como ella manda meritorias para alcanzar el cielo.

La Misa que celebramos y los sacramentos que administramos, son los mismos que ha practicado la Santa Iglesia Católica, a saber, la Misa codificada por Su Santidad Pío V y promulgada a perpetuidad en la Bula Quo Primum Tempore, así como el Misal y Ritual para sacramentos por él mismo establecidos. Practicamos, en unión con toda la Iglesia el rito latino, la liturgia de Su Santidad San Pío X con las modificaciones y variantes que, con Autoridad Apostólica, realizó Su Santidad Pío XII.

Creemos que después de la muerte del Papa Pío XII, con la convocatoria del Concilio Vaticano II y con las doctrinas totalmente heréticas y opuestas al Magisterio Eclesiástico que allí se promulgaron, con el Novus Ordo Misae (Nuevo Orden de la Misa) y los nuevos ritos de los sacramentos, se creó una nueva Iglesia en abierta contradicción y oposición a los dogmas, costumbres y ritos de la verdadera Iglesia Católica por Cristo fundada.

Esa Iglesia Moderna, mal llamada católica, nacida como fruto del Concilio Vaticano II, heréticamente enseña:

  • La libertad para escoger cualquier religión.
  • El falso ecumenismo.
  • El culto al hombre destronando a Dios (antropocentrismo).

Estas teorías fueron condenadas por los Papas: Pío XI en la Bula Quanta Cura y el Syllabus Errorum (1864); por el Papa León XIII en Inmortale Dei y Libertas; Pío XI en Quas Primas (1925) y la Mortalium Animos (1928); Pío XII en la Mystici Corporis (1943).

Además la definición y teología de la Nueva Misa está en contraposición con la Doctrina del Concilio de Trento, Sesión XXII, la cual establece que la Misa es un verdadero y propio sacrificio propiciatorio y no sólo una asamblea Eucarística, es decir, de acción de gracias y alabanza; no sólo la conmemoración de la cena del Señor, sino la renovación incruenta donde se inmola aquel mismo Cristo que se ofreció en la cruz.

Por si esto fuera poco, han alterado las palabras esenciales de la consagración, oponiéndose a anteriores decretos de la Iglesia Católica como la misma Bula Quo Primum y de Defectibus de San Pío V; Apostolicae Curae de León XIII; y Sacramentum Ordinis del Papa Pío XII.

Por esto y muchas otras razones sostenemos que la Misa del Novus Ordo EN SÍ MISMA es inválida por carecer en su estructura de la intención sacrificial, como se puede ver por la alteración de las preces del ofertorio y su Misa definición y doctrina. Sería también inválida si un Sacerdote válidamente ordenado la oficiara con la intención propia del Novus Ordo y dudosa en todos los demás casos. Y que, por lo mismo, presenta un peligro para la fe, por lo que bajo culpa grave está el verdadero católico obligado a abstenerse de asistir a tales cultos.

De todo eso hemos de concluir, que la jerarquía moderna que ha aprobado, practicado e implementado estas enseñanzas heréticas, ya no representan a la Iglesia Católica, conforme al Canon 188 todos los oficios quedan vacantes IPSO FACTO (sin necesidad de una declaración expresa), por renuncia tácita…, por defección pública de la fe católica, y no tienen jurisdicción alguna sobre los fieles católicos y que por lo tanto todas sus propias enseñanzas, cánones, decretos y penas,  son inválidas y no obligan ni exteriormente ni en conciencia.

Declaramos, guiados por estos y por muchos otros argumentos, que la sede Apostólica está VACANTE, al igual que las Diócesis y Parroquias; y que nosotros, Sacerdotes Católicos, fieles a la Iglesia Católica de siempre, podemos y debemos continuar enseñando y santificando a los fieles otorgando los verdaderos sacramentos y las divinas verdades no contaminadas por el Modernismo; todo esto para la gloria de Dios y la Salvación de las almas que es la ley suprema.

Es de notarse, que esta es una declaración sólo de las principales verdades que sostenemos y no una exhaustiva demostración de las mismas.