Reflexiones sobre la Canonización de Juan Pablo II

En el anterior escrito se probó y demostró que Angelo Roncalli (Juan XXIII), por falta de catolicidad o sea, por no ser católico sino un hereje contumaz, fue ilegible canónicamente para ser un verdadero Papa de la Iglesia Católica, y a la vez, con su vida burguesa totalmente opuesta a la vida ascética distó mucho de ser un Santo canonizado.

karol-wojtyla-En este escrito, se va a proseguir exponiendo y probando, al igual que en el anterior artículo, que Karol Wojtyla (Juan Pablo II) no fue Papa o Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, por falta de catolicidad o sea, por ser un heresiarca (multihereje) desde mucho tiempo, antes de su falsa elección, y también se va comprobar que su vida demasiadamente liberal y progresista no le ayudó en absoluto para que sea un Santo Canonizado.

Recordemos, la Iglesia Católica para subir a los altares y rendirle culto de dulía a un Santo, exige ciertos requisitos para asegurar y confirmar que dicho cristiano murió en olor de santidad, y subió al cielo sin pasar por el purgatorio. Y si éstos requisitos se cumplieron, la Iglesia decreta que este Santo goza eternamente de la visión cara a cara o beatifica de Dios.

En Wojtyla, prácticamente ningún requisito que marca la verdadera Iglesia se cumplió. Ni los 50 años de fallecido que se señalan después de la muerte del candidato a santo, ni aun los 5 años que él mismo señaló, ya que su proceso lleno de anomalías comenzó a los 4 años después de su muerte.

Sobre la virtudes heroicas que se requieren para la santidad. En el caso de Karol Wojtyla, se ha comprobado, que hay carencias de éstas. Porque una cosa, es su carisma y su excelencia en la comunicación, y sus buenos dotes actorales que siempre lo caracterizaron, además de la eficaz propaganda en los medios de comunicación. Y otra cosa muy distinta son las autenticas y heroicas virtudes.

Tymieniecka
Dra. Anna-TeresaTymieniecka Tymieniecka

Prueba de ello, lo tenemos en los comentarios que hace la Dra. fenomenóloga Anna-Teresa Tymieniecka; esta catedrática de la Universidad de Harvard, convivió con Karol Wojtyla desde mediados de 1973 hasta 1977. Prácticamente cuatro años, en cuyo tiempo trabajaron juntos con el propósito de reescribir el famoso libro del prelado llamado: “Persona y Acción”, para lo cual se encontraron en Cracovia, Roma, Vermont, Suiza y Nápoles. La historia de este impresionante trabajo en conjunto quedo registrado en la correspondencia de más de 90 cartas guardadas en una biblioteca de la Universidad de Harvard.

Es interesante conocer la impresión que le causó su admirado amigo Karol Wojtyla a la Dra. Tymieniecka, al que describe en términos hiperbólicos: “Es un hombre extremadamente orgulloso, terriblemente sensible al orgullo (…) No es en absoluto tan humilde como parece. Tampoco es modesto. Se tiene a sí mismo en muy alta estima” (Su “Santidad” Bernstein y Politi p. 161).

Estos comentarios de una de una persona que lo trato durante cuatro años, demuestran la falta de esas heroicas virtudes que pide la Iglesia para el comienzo de la canonización de un santo; mismas que estaban ausentes en Wojtyla.

La actuación y forma de vida de Karol Wojtyla, como sacerdote, obispo y cardenal, y como falso Papa siempre respondió a una “mentalidad postconciliar” muy adversa al ascetismo y a la rigurosa moral de la Iglesia. En está moral modernista, no es mal visto, que los sacerdotes y jerarcas anden en pantalones cortos, en picnics, campamentos mixtos de hombres y mujeres. (De todo esto hay mucha información y fotografías en un documento en pdf., en la página web: www.chiesaviva.com. AñoXL – N° 430 Septiembre 2010  ¿Karol Wojtyla Beato, Nunca? por Pbro. Dr. Luigi Villa Traducido por Carlos Enrique Stuart)

Ahora, vamos a extractar y comentar algunos datos sobre la vida Juan Pablo que se encuentran en el mencionado pdf del padre Luigi Villa.

Hay ciertos dichos y hechos, de Wojtyla, que lo han manchado en gran medida, mismos que no lo hacen apto para el simple procedimiento para ser siervo de Dios.

Karol Wojtyla era visto en Polonia como bandera del catolicismo muy progresista y anti-tradicional; un prelado robusto, deportista, libre incluso en sus costumbres, que se mostraba en público vistiendo pantalones cortos, en grupo con muchachos y muchachas con guitarras, que actuaba en el Teatro Rapsódico con actores intelectuales bohemios que eran todo menos personajes de sacristía, como Leopold Tyrman, con su estilo de vida colorido de “playboy a la americana”, promotor de conciertos de jazz y rock, en la Polonia sovietizada, de cultura pop, y que, incluso en los años más sombríos, llevaba en Polonia una especie de escandalosa “dolce vita”.

Otro, hecho escandaloso de Juan Pablo II, ahora siendo cabeza de la iglesia postconciliar, es de cooperar con el mal y permitir que este avance, ya que hay muchas maneras de hacer el mal, y una de ellas es la omisión. Y tal fue el caso, cuando se realizó el “referéndum” sobre el aborto, en Italia, Wojtyla guardo silencio, cuando era su obligación condenar ese “Atros Crimen” que clama, la justicia divina por la sangre de esos seres humanos inocentes que no se pueden defender en el vientre de su madre; y en vez de enmendar el error, todavía hace más vergonzoso ese hecho, dejándose fotografiar, después, con Andreotti que, como Presidente del Consejo, había firmado la ley abortista.

Por eso, nos dice Nuestro Señor Jesucristo, que cada árbol se conoce por su fruto. (Lc., VI, 44); “porque no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni tampoco árbol malo que dé fruto bueno”. (Lc. VI, 43)

LOS FRUTOS DE JUAN PABLO II

Uno de esos frutos son: La pérdida de la fe y la apostasía de millones de fieles, algunos de ellos, cayendo en la garras de las sectas protestantes, otros tantos, en las nuevas sectas al estilo de la brasileña “Pare de Sufrir”, y otros millones se han hechos indiferentes de la religión, muchos de ellos cayendo en un ateísmo práctico.

Otro de frutos nefastos no sólo del Vaticano II, sino también papado de Wojtyla es la disminución desmedida de miles de sacerdotes y religiosos, muchos de ellos casándose, y también la perdida de las vocaciones sacerdotales y religiosas, con el resultado lógico de quedar los seminarios y conventos vacíos.

Si se destrona a Dios, y en su lugar se pone al hombre como si fuera Dios, esto produce el desplome del sentido de lo sagrado, casi hasta desaparecer; y se ve sobre todo en los templos vacíos en los países de Europa, que en muchos de los casos los tienen que habilitar como lugares de conciertos de todo tipo de música o museos, para poderles dar el mantenimiento, todo esto debido a la escasez de fieles.

Otro fruto es: Que si bien Juan Pablo II se convirtió en un Papa super estrella, ovacionado por una gran masa del pueblo propenso y sentimental, que lo seguía en sus “excursiones pastorales”, pero lo negativo estaba en que mucha de esa gente desertaba de las iglesias.

Están también, los frutos terribles de la aberrante y herética doctrina de la “Justificación Universal Incondicional” del Vaticano II, y de Karol Wojtyla. Porque si todo hombre es católico, aunque no sea bautizado, por el hecho de ser hombre, aún no importando si sea satánico o ateo o de cualquier secta de esta índole, todos los hombres son salvos por la muerte de Cristo en la Cruz; lo mismo sucede con el pederasta, con el multiasesino, el violador, el narcotraficante, todos los hombres son justificados por Cristo.

Como fruto de esta perversa doctrina es una consecuencia lógica, el hedonismo y el egoísmo actual en la sociedad, mismos que están llevando a la destrucción cada vez de la familia y al matrimonio cristiano, con la consecuente y crecida práctica de la unión libre y un aumento continuo y catastrófico de los divorcios, y ya no digamos, sólo por la vía civil, sino también por la eclesiástica, en donde aún la excusa más absurda es considerada como motivo de anulación matrimonial. Y que decir del creciente aumento de las parejas homosexuales. Todos estos factores han ido causando daños irreversibles en la población mundial por la reducción indiscriminada de la natalidad.

marcial-maciel-ok_0
Marcial Maciel

Mención aparte, son los crímenes de los pederastas, que siempre solapó Wojtyla, cuantos niños y jóvenes dañados moral y psicológicamente, y en muchos de casos con daños irreversibles. Ahí tenemos, el caso de su gran amigo Marcial Maciel, que tanto protegió. Las victimas de ese mu-ostro claman la justicia del cielo porque la justicia de la tierra no se las ha dado.

Los terribles daños que Juan Pablo II, ha ocasionado al catolicismo y a los países donde se tenía a la religión católica como religión de estado son irreversibles, todo por seguirle el juego al diablo, con los decretos masónicos y heréticos de la “libertad religiosa”, y del “falso ecumenismo” que tanto alentó Wojtyla desde Vaticano II, y ahora, como falso Papa, con la firma de “Concordatos” que no protegerán más a la Iglesia, ni a la religión, ni a los valores cristianos, con las consecuencias desastrosas que el catolicismo esta sintiendo.

Hasta este momento, se ha analizado en Wojtyla, la carencia de virtudes heroicas, y también los terribles frutos que ha causado a las almas y a los fieles sencillos que creyéndolo un Papa de la Iglesia católica, los ha defraudado con sus dichos y actos escandalosos.

Otro de los requisitos que pide la Iglesia Católica en el candidato a ser Santo, son dos milagros (reales no ficticios) para ser Beato y otros dos distintos de los primeros para ser Santo. Este requisito tampoco se cumple cabalmente en Karol Wojtyla, porque solamente tiene dos (supuestos) milagros, ya que el procedimiento en la constatación de que hubo verdaderos y auténticos milagros estuvo lleno de anomalías.

En este procedimiento canónico hubo un rompimiento con toda justicia, ya que el cardiólogo personal de Karol Wojtyla y de Ratzinger fue quien presidió la comisión médica para evaluar las supuestas curaciones milagrosas atribuidas a Juan Pablo II, mientras que los milagros de Lourdes y de todos los verdaderos casos milagrosos son juzgados por una comisión integrada por médicos absolutamente ajenos a los hechos y a las personas implicadas. Incluso en Lourdes el Comité Internacional de Médicos está integrado no solamente por católicos, sino por un porcentaje bastante más alto de médicos y especialistas no católicos.

Con respecto al primer milagro atribuido a Juan Pablo II, en la curación de la monja francesa Marie Simon Pierre un diario polaco, Rzeczpospolita, anunció en su día que uno de los médicos tenía “dudas”; en el mismo artículo el ex prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal José Saraiva Martins, revela a la prensa que ” es posible que uno de los dos oficiales médicos pueden tener algunas dudas. Y por desgracia esto ha ocurrido”.

Otros medios aseguraron que la monja había recaído en su enfermedad, lo que fue desmentido de inmediato dada la prisa con que todo se preparaba en el Vaticano la canonización. Además, ni el cardenal Sodano ni otro colaborador de Juan Pablo II, el argentino Leonardo Sandri, quisieron testimoniar en el proceso. Apresuradamente dijeron, según lI Giornale, creía que la decisión de ambos obedecía sólo a sus deseos de esperar algún año más antes de iniciar la causa, silenciando otros posibles motivos.

En fin, tan grande fue la presteza de parte de los encargados del procedimiento canónico, que cometieron la anomalía de aprobar un “milagro” cuestionado por parte de la misma comisión médica. Esto demoró algunos meses el avance de la causa, y terminó con la renuncia de quien objetaba la necesaria sobrenaturalidad de dicha curación, con la consiguiente aceptación del cuestionado “milagro”.

El segundo milagro, fue la curación de la Sra. costarricense Floribeth Díaz Mora,presentada en apoyo de la supuesta canonización de Juan Pablo II.

En este caso, también hay innumerables contradicciones y anomalías, toda esta información se encuentra en un documento en pdf, que se encuentra en la web: amor de la verdad, llamado: “Breve investigación sobre la Curación de la Señora Floribeth Díaz Mora”. Curación presentada en apoyo de la canonización de Juan Pablo II Septiembre de 2013- marzo 2014. Por el Hermano Bruno Bonnet-Eymard.

En dicho documento se demuestra todas las irregularidades, contradicciones y anomalías encontradas en este “supuesto milagro”, ya que, como consta en esta investigación la curación se dio, más por fenómenos naturales, que sobrenaturales, como los “milagros y prodigios” de las falsas religiones.

Ahora es necesario que se analice el requisito más importante que se le exige la Iglesia a un candidato para ser ya no digamos un santo canonizado, sino para el comienzo del procedimiento de canonización. Este requisito es la Catolicidad. O sea, que debe de haber una firme fidelidad del candidato a la enseñanza dogmática e infalible del Magisterio de la Iglesia.

EL MULTI HEREJE KAROL WOJTYLA

 En este caso, Karol Wojtyla, ni siquiera se cuido de que lo tacharan de hereje, como fue el caso de Angelo Roncalli.

En la historia de la vida de Wojtyla se nota, que hubo una preparación remota y próxima para ser algún día cabeza de la iglesia postconciliar, más no de la Iglesia Católica. Ya que no puede ser cabeza de la verdadera Iglesia, un hereje manifiesto (como se ha demostrar), esto debido a que un hereje no es católico y esta fuera de la Iglesia, todo esto, a tenor del Canon 188, 4, y los demás cánones en donde esta implícita la Bula Dogmática y a perpetuidad de Papa Paulo IV “Cum ex Apostolatus Oficcio”.

El pensamiento de Juan Pablo II, en la conducción de la Iglesia postconciliar fue el de la filosofía moderna, que exaspera el intelecto sobre los sentidos, llevando el objetivismo de la verdad a su negación, aseverando que no se puede conocer la realidad en si(Kant), incluso porque la realidad en si no existe (Fichte), sino que existe solo su idea. Esto llevó al idealismo, al fenomenismo, a la negación de la propia metafísica, para la cual toda opinión filosófica debe ser respetada, en cuanto la verdad no es sino una expresión del sujeto.

El pensamiento de Karol Wojtyla, en el fondo, es éste: exaltando el principio husserliano del conocimiento, llegó hasta admitir y a justificar, el sincretismo ecuménico. E hizo esto para reemplazar la Tradición objetiva. En este punto es bueno y útil tratar dos aspectos de gran interés, los cuales pueden ser su formación cultural y espiritual, y eso porque cada hombre actúa en base a aquello que es y manifiesta con los otros su pensamiento y su cultura.

Comencemos por recordar aquella frase de Juan Pablo II: «Procuro comprender a los de afuera; pero yo puedo ser comprendido solo de adentro». Después, para comprender la ideología de Wojtyla, es necesario indagar, antes que nada, en el ambiente intelectual de Cracovia, del cual fue parte y del cual continuó rodeándose, como Obispo, Cardenal y falso Papa.

La revista “Tyggodnik Powszechny”, semanario vivo, libre y respetable, en el cual el joven Padre Wojtyla colaboró como ensayista y poeta, influyó, por no decir “formó” a Wojtyla, aún sabiendo que aquel semanario no era una típica revista clerical polaca. De hecho, los directores del Seminario eclesiástico prohibían su lectura a los alumnos, por muy “abierta”, y muy progresista.

Estos hechos y otros similares, llevan a preguntarse: ¿hasta que punto el ambiente de Tyggodnik manipuló a Karol Wojtyla? Debe notarse que, desde el inicio, la figura de Wojtyla fue construida sabiamente por la prensa y por los medios de comunicación, en contraposición al Primado de Varsovia, el heroico Cardenal Wyszynski, anti-comunista irreductible. Por eso se amplificaba un presumible conflicto entre los dos, Wyszynski como super conservador y Wojtyla, por el contrario, como intelectual abierto, que gustaba de la compañía de muchachas, que paseaba en pantalones cortos, un verdadero “liberal” y “progresista”.

De hecho, Wojtyla era, un prelado progresista. También en el Vaticano II se distinguió como uno de los más ardientes y activos promotores de las innovaciones, del “aggiornamento”. Una imagen “liberal” y “de avanzada” que era continuamente construida por el propio Wojtyla como su promotor. ¿Fue por eso, entonces, que el Cardenal Sapieha lo hizo pasar, en Francia, un tiempo como “cura obrero”?(de ahí tomo la base, para lo que sería después la teología de la liberación)Por cierto, en el ambiente laico lo apuntaban para transformar la Iglesia, haciéndole aceptar una revolución de las costumbres.

Esto lleva a hablar también de su pasión artística, cuya formación fue obra, sobre todo, del Prof. Miecszslaw Kotlarczyk, hombre completamente dedicado al teatro, y que esta, su formación artística es la base de su capacidad de comunicarse con la multitud.

Karol era el jefe carismático de los jóvenes y el elemento relevante. Era un autor genial y realizador perspicaz. Toda aquella experiencia teatral permaneció siempre impresa en su espíritu. También como sacerdote, obispo y cardenal, continuó escribiendo poesía y drama, utilizando siempre el arte de actor, usando también como falso Papa el arte de transmitir, y de comunicar.

Esto ofrece la ocasión de hablar además de Wojtyla y de su romanticismo polaco. Entrado en el liceo “Macief Wadowida”, Wojtyla sufre también la influencia del poeta Emil Zagadlowicz, pero, sobre todo, de los autores románticos polacos del siglo XIX, como Jacob Frank, judío cabalista polaco del siglo XVIII, Juliusz Slowacki, Zygmunt Krasinski, Cyprian Norwid y Stanislaw Wyspianski, que alimentaron en él una fuerte “esperanza mesiánica” de tipo religioso, moral y místico.

Jacob Frank (1726-1791). Judío, nació y trabajó en Polonia. Se proclamó “mesías” al estilo de Sabbatai Leví (un “mesías” anterior que operó en un entorno islámico y se convirtió falsamente al Islam con todos sus seguidores). En 1759 Frank y 500 familias de sus seguidores fueron bautizados, manteniendo, aunque en secreto, su culto hebraico herético. Digno de notar es la justificación teológica para su apostasía y duplicidad, el cual decía: el “mesías debe cumplir los actos más pecaminosos y la conversión falsa a la odiada religión católica que es el peor (pecado), ¡porque la salvación se alcanza por medio del pecado! Los frankistas iban a Misa los domingos, pero se reunían los sábados en sus sinagogas secretas.

Ese actuar de Jacob Frank, fue lo justificó, el anhelo de Wojtyla de su dualidad de actuación como judío (sobre el origen judío de J. P. II, se va a probar más adelante) y como católico.

Durante el tiempo del liceo, Wojtyla continuó en el teatro como actor, bajo la dirección de Mieczslaw Kotlarczyk, profesor de Historia. La función del actor, según Kotlarczyk, debía ser como la de padre, esto es, una “misión”, “una vocación”, un “sacerdocio del arte”.

Este profesor de “teatro rapsódico”, o sea, de teatro en que el autor debe pronunciar cada vocal y cada palabra con precisión, Wojtyla tenía esa idea después de haber meditado en la tradición teosófica y antroposófica de Rudolf Steiner. Después, para comprender mejor el pensamiento wojtyliano, es necesario considerar el pensamiento teosófico de Steiner, cuya doctrina está fundada en el hombre y no en Cristo. La Sociedad Teosófica fue fundada por Elena Petrovna Blavasky y por el ocultista Henry Steele Olcott, ambos asociados a la Masonería.

Rudolf Steiner (1861-1925). Hombre de excepcionales cualidades intelectuales, Steiner fue cabeza de la Sociedad Teosófica en Alemania, donde fundó su revista “Lucifer”, nombre que luego cambió por “Lucifer Gnosis”. Miembro del O.T.O., una de las sociedades secretas de los Iluminados de Baviera, basada en los poderes mágicos del sexo, Steiner fundó la Sociedad Antroposófica como forma “Europea” de la Teosofía Americana. Steiner desarrolló la idea de renovar la Cristiandad a la luz del budismo esotérico, donde Cristo, en la Antroposofía, toma, por una parte el rol especial de equilibrar, y suavizar el ardor de Lucifer, y por la otra, la fría inteligencia del demonio Ahriman.

Madame Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891). Era masona del grado 33. En 1875, ella fundó la Sociedad Teosófica donde, so capa de un conocimiento universal y exclusivo, ella pretendió deificar la Humanidad bajo el pretexto de una verdadera religión de masas. Los motivos luciferianos no son marginales cuando se considera que Blavatsky escribió: «Satán es la energía activa del universo (…) El es el Fuego, Luz, Vida, Lucha, Esfuerzo, Pensamiento, Conciencia, Progreso, Civilización, Libertad, Independencia». Por otra parte, el propósito declarado de la Sociedad Teosófica era «limpiar la Cristiandad de la faz de la tierra (…) y desterrar a Dios del Cielo», yendo tan lejos como hasta negar la autenticidad de Jesucristo.

Nota: todas estos personajes, influyeron de tal manera en Wojtyla, que todas sus ideas se vieron plasmadas en las tesis del ya mencionado libro “Persona y Acción”.

Otro aspecto fundamental de la vida y pensamiento de Wojtyla, es su trato favorecedor al judaísmoy su gran aspiración: reconciliar judíos y católicos. Lo demuestra además su denuncia del Catolicismo respecto al judaísmo y sus decisiones como supuesto Papa, que se verán más adelante.

Este afán de Wojtyla es una utopía o sea algo imposible, debido a que las dos concepciones religiosas tanto del cristianismo y del judaísmo son totalmente contrarias e irreductibles; el cristianismo promueve un reino espiritual y el judaísmo un reino carnal y hedonistas. En este supuesto trato. O los judíos se convierten y aceptan la divinidad de Jesucristo, o lo que esta sucediendo actualmente, que tergiversando los textos de la Escritura la iglesia se judaíce teniendo la primacía el judaísmo sobre el cristianismo con la negación de la iglesia postconciliar de la Santísima Trinidad y la divinidad de Cristo.

Es importante, señalar que su currículum acera del judaísmo. Frecuentando la escuela elemental de Wadowice, en su tierra, estuvo en contacto con muchos alumnos judíos, cerca de un cuarto del total. Wojtyla se vuelve amiguísimo de uno de ellos, Jerzy Kluger, hijo del jefe de la sinagoga local. Se encontraban casi todos los días. Eran inseparables, compartiendo los juegos y el estudio. En el verano iban a nadar al Skawa; en el invierno se encontraban en el Café “Venecia”, donde el campo helado de tenis era una pista de patinaje.

La amistad de Wojtyla con el judaísmo se extendía también al campo artístico, donde su maestra era la judía Glinka Beer. Para Wojtyla, también la religión judía era una parte de si mismo, esto cuando ya era Arzobispo de Cracovia, como lo será también cuando se convierta en su puesto Papa. Esta relación con el judaísmo plantea un problema: pero, ¿Wojtyla era judío? Bien, que Juan Pablo II fuese judío, lo testimonia Yaskov Wise, estudioso de la genealogía judaica. Wise pesquisó la ascendencia del lado femenino de la familia Wojtyla. Se sabe que, por decreto rabínico, solo la madre, no el padre, transmite el linaje hebreo.

Ahora bien, la madre de Karol se casó con un católico, pero su nombre, Emilia Kaczorowski, es una adaptación polaca de un nombre judaico, muy común en el mundo idish: Katz. La abuela se llamaba Marianna Scizh, otro nombre judaico (Schulze, Schulz). También la bisabuela, Zusanna Rybicka, tenía nombre de consonancia judaica. Por otro lado, tales nombres aparecen con frecuencia en los túmulos del cementerio judaico de Biale-Bielsko, de donde venía la madre de Karol. Con este linaje materno hasta la tercera generación, Karol Wojtyla no solo era judío integrante, sino también, si hubiese pedido la ciudadanía israelita, el Estado de Israel debería habérsela reconocido.

En fin, que Wojtyla fuera judío se explica también, porque en 1940 el joven seminarista Karol se escondió de los nacional-socialistas, mientras que si hubiese sido polaco, esto es, “ario”, no hubiera sido necesario. Ahora, todo esto arroja una nueva luz sobre los actos de Karol Wojtyla (primer supuesto Papa que visitó una sinagoga; la oración en el “Muro de los Lamentos”; el “mea culpa de la Iglesia a los judíos, etc.), pero también sobre su “neo- teología” de la “elección”, sobresaliendo en él la Nueva y poco firme “doctrina católica”, según la cual la “Antigua Alianza” persiste hoy, por la “Nueva Alianza” (la de Jesús) que no la anuló. Una doctrina, ésta que fuerza los textos del Evangelio a negar la”substitución”.

También la aceptación del Holocausto como el “sacrificio de sangre” sacramental, que hace de los judíos la “victima” selectiva alternativa del Cordero, se vuelve más significativa a la luz del judaísmo de Wojtyla.

En 1998, cuando pide perdón a los judíos con el documento “Noi ricordiamo”, Juan Pablo II aprobó el discurso oficial en el que se dice que “el pueblo hebreo es crucificado hace dos mil años”. De este modo, no es “perseguido”, sino ¡“crucificado” como Jesús el Salvador!..

Siendo esto absurdo, ya que ellos fueron los autores intelectuales de la muerte de Cristo, y después autores materiales de la muerte de los discípulos de Jesús, y más tarde de la Sinagoga de Satanás, como decían los Santos Padres salían las peores calumnias en contra de los cristianos, que los hacían morir como mártires en las persecuciones de los emperadores Romanos.

Después de lo expuesto sobre las influencias que forjaron el pensamiento e ideario de Karol Wojtyla, ahora se va a proceder a tratar la filosofía que estudió, que precisamente no fue la que enseña la Iglesia que es la Escolástica que enseñó Santo Tomás, siempre reconocida y aceptada por la Iglesia, esta defiende el verdadero y recto valor del conocimiento humano. Los inconeusos (o sea, la enseñanza firme, sin duda ni contradicción) de los principios metafísicos, a saber, los de razón suficiente, causalidad y finalidad, y la posesión de la verdad cierta e inmutable.

LA FILOSOFIA DE JUAN PABLO II

Wojtyla aprendió la filosofía fenomenóloga de parte del maestro judío Ernesto Ingarden en la Universidad Jagellona.

La Fenomenología es una filosofía compleja y difícil de sintetizar, por la variaciones que ha sufrido en su fundador el judío alemán, convertido al luteranismo, Edmund Gustav Albrecht Husserl (1859-1938) y también por las tendencias y variantes de sus discípulos.

Esta filosofía consiste, sustancialmente, en un método que sólo acepta los “fenómenos”, que son siempre parciales e ignoran el futuro,se puede decir, que parte de la inexistencia de los conceptos universales y de las leyes generales, es decir, de toda verdad y, por tanto es una forma extrema de positivismo opuesta a la genuina filosofía aristotélica-tomista.

La Enciclopedia judaica en el vol. 15, 1041, dice: que “una de las más importantes influencias sobre el existencialismo es la fenomenología”. El existencialismo es propiamente anticatólico. Cabe señalar que “los motivos existencialistas son centrales en los escritos de muchos pensadores judíos modernos (ib. 1042). El existencialismo judío comienza con Franz Rosenzweig, al que siguieron Marín Buber, el rabino Abraham Joshua Heschel y otros más. Estos tres filósofos judíos gozan de singular prestigio en la iglesia postconciliar.

la fenomenología, es prácticamente, un monopolio judío. La expresión más importante del movimiento fue el circulo de Gotinga, en cuya Universidad dictaba clases Edmund Husserl. Lo integraban Adolf Reinach, Hans Theodor Conrad, Hedwig Conrad-Martius (esposa de Theodor), Alexander Koiré, Johannes Hering, Fritz Frankfurter, Roman Ingarden (el maestro de Wojtyla), Moritz Geiger, Fritz Kaufman, Dietrich von Hildebrand, etc. El último es el único que no es judío. También, el confeso Max Scheler, que tanto influyó en Wojtyla, tuvo fuerte ascendencia sobre el circulo husserliano.

La filosofía de Juan Pablo II no es, la Santo Tomás de Aquino sino la del judío Husserl y sus discípulos también judíos Scheler, Ingarden, Stein. Esta filosofía esta expuesta en su famoso libro “Persona y Acción” editado 1969 en Cracovia; donde engañosamente aparenta combinarla con el tomismo, pero fue rechazada por los filósofos católicos ortodoxos de Polonia. En este libro también se halla presente el hereje Maurice Blondel. (v. Mons. Dario Muñera Velez, El Personalismo filosófico de Karol Wojtyla. Cuestiones Teológicas, año 15, n. 42, p. 10).

Que Wojtyla pretenda desarrollar la filosofía a partir de la experiencia y utilizando una metodología creada por pensadores judíos, demuestra su identificación con éstos y cuan ajeno se encuentra al catolicismo y su pensamiento filosófico superior.

La prueba se tiene en que 13 de 37 tesis extraídas de su famoso libro, son totalmente heréticas, mismas que vienen muy bien expuestas en el ya mencionado escrito del padre Luigi Villa.

Las “Tesis” heréticas extraídas por Hermann Humpert del libro de Wojtyla “Persona y acción” son:

Tesis no 15Dios no es un ser histórico que colabora con el hombre – y el hombre no colabora con Dios, sino actúa solamente en colaboración con los otros hombres. La religión no tiene su origen en la revelación divina, sino es simplemente fruto de la imaginación humana. La religión católica no difiere de los otros cultos.

Como se puede ver claramente, Wojtyla niega, todos los dogmas más importantes de nuestra religión. En esta tesis dice: Que Dios no existe, y que sólo es fruto de la imaginación humana. O sea que Wojtyla es un ateo, y si es ateo porque no renunció a la Iglesia. Ahora bien un ateo ¿Podrá ser representante de Dios en quien no cree? o ¿Podrá ser santo católico?

Tesis no 16 La revelación divina es imposible de demostrar.

Todo suena muy lógico para él, si Dios no existe, la revelación no se puede demostrar, porque no hay nadie que haga esa revelación.

Tesis no 17El único significado real del Nuevo Testamento se encuentra en las explicaciones de carácter filosófico.

Para Wojtyla lo único real del Nuevo Testamento se encuentra en la especulación de la filosofía, esta doctrina la enseñó el judío Maimonides y sobre todo si ésta es fenomenóloga.

Tesis no 18Cada misterio divino es de considerarse como variación o cambiante de un sistema de puro pensamiento. El cristianismo dogmático tradicional es uno de los tales sistemas erróneos.

Para Wojtyla más claro, no puede estar, si no hay Dios, no hay misterios divinos y por lo tanto, toda la enseñanza dogmática de la Iglesia es un error.

Tesis no 21Una comunidad puramente humana, solidaria y universal; esta es la verdadera iglesia cristiana según el significado del Evangelio, entendida de una nueva manera, en todo contraria a la Iglesia totalitaria existente.

 

O sea que la nueva y autentica interpretación del Evangelio según Wojtyla, la Iglesia cristiana son todos los hombres o sea toda la humanidad. Por eso, para él, Iglesia Católica ya no es Una, Santa, Católica y Apostólica. Ni se requiere absolutamente nada para pertenecer a ella, solo se requiere ser hombre para ser cristiano.

Tesis no 22Son los principios como “el diálogo” y “el prójimo” los que conducen a la salvación del cristianismo, no la revelación de la creación, la redención o el juicio universal.

Para Wojtyla solamente el dialogo y el prójimo es lo único que salva en su iglesia. No lo que revelo y mando Dios en los 10 mandamientos.

Tesis no 24La salvación –la auto-realización de la humanidad- no tiene naturaleza eterna. No traerá al hombre mortal ninguna resurrección de la carne. La ingenua esperanza de una vida eterna –como la creencia en la asunción y regreso del Señor en Su cuerpo – no deben ser concebidos sino simbólicamente.

 

Para Wojtyla la salvación o auto-realización del hombre, no es eterna, o sea muere el hombre y todo se acaba al igual que los animales que tienen el alma sensitiva que desaparece con su cuerpo después de la muerte, o sea que el hombre no tiene alma racional e inmortal. Y todo lo demás es simbólico. Para Juan Pablo II el hombre termina en la nada o sea en la aniquilación.

Tesis no 25 En el otro mundo, después de la muerte, no seremos recompensados por nuestras buenas acciones ni tampoco castigados por nuestros pecados.

 

Para Juan Pablo II, en la otra vida, no hay cielo como premio, ni infierno como castigo, solo la aniquilación.

Tesis no 27Morirán también aquellos que verán realizado un mundo completamente humanizado y, de esta manera, se cumplirá nuestra salvación.

Para Wojtyla, el único fin del hombre no es Dios, porque para él, Dios no existe, el único fin del hombre, es luchar para que toda la tierra sea humanizada, y acabándose ese fin todo terminó.

Tesis no 28¿Cómo puede el hombre crearse el alma con tanta facilidad? Porque él no la crea de la nada, sino de la materia existente: un alma animal, evolucionada filogenéticamente, que recibe de sus padres, de sus antepasados de los simios y que solo él debe mejorar.

En la filosofía de Wojtyla. No hay creación, todo es materia, el alma no existe, todo es evolución, el hombre viene del chango.

Tesis no 32No hay motivo de preocupación por el alma de los niños abortados. Estas son salvas, por cuanto el pecado original no existe.

Dice Wojtyla, no se preocupen, mujeres sigan asesinando a sus hijos indefensos, sus hijos son salvos, no se preocupen sigan gozando, no hay nada en el otro mundo, no hay cielo no hay infierno. Su cielo y su infierno es aquí en la tierra. Ahora se entiende su silencio en el “referéndum” sobre el aborto en Italia, y por eso su sonrisa en la foto con Andreotti, quien fue el que firmó la despenalización del aborto.

Tesis no 33No hay motivo para bautizar o usar otra forma tradicional de incorporación de no cristianos o no creyentes ni menos de convertir a los seguidores de otras religiones.

Para Juan Pablo II, no tiene razón de ser el bautismo, ya que no existe Dios, de nada sirve la redención, todas religiones son buenas, no hay que convertir a nadie. Ahora se puede entender porque los templos están vacíos, porque cada día hay menos sacerdotes, menos religiosos, menos seminaristas sobre todo en Europa, y porque millones de fieles de “católicos” postconciliares mejor buscan otras religiones más atractivas y que en realidad les llene.

Tesis no 35El hombre es el Dios visible. Ver al hombre es ver a Dios.

Según esta tesis. Wojtyla nos dice: Que la Santísima Trinidad, no es Dios, ni siquiera el Padre lo es, como creen los judíos, para él, Dios es, sólo el hombre.

Nota: Las personas sencillas, que no han tenido la oportunidad de leer con conocimiento de causa, todo lo relacionado con los escritos de Juan Pablo II, (como sus libros y encíclicas y otros documentos) o ya sea, por falta de cultura religiosa, o por estar manipuladas por los medios de comunicación, tal vez podrán dudar de la veracidad y de que realmente haya expuesto o escrito todas éstas tesis demoniacas. Para estas personas, les recomiendo que busquen y consigan el libro: “Persona y Acción”. Y ahí se darán cuenta de la certeza o no de lo que aquí se ha expuesto.

Ahora bien, ante lo que se ha visto de estas tesis filosóficas de Wojtyla, nos surgen ciertas preguntas: ¿Podrá ser católico quien piensa así? ¿Cómo es que llegó a ser sacerdote, obispo, cardenal y supuesto Papa, un hombre que desde el Seminario perdió la fe católica? Con éstas doctrinas ateas y evolucionistas ¿Podrá ser Santo de la Verdadera Iglesia Católica, alguien que ni siquiera cree en Dios?

Hasta aquí, solamente se ha analizado la patética y herética filosofía de Juan Pablo II, ahora nos toca considerar su teología, y que para ser sinceros, prácticamente se requerirá un verdadero y autentico “milagro” para que sea otra distinta que la de su filosofía.

TEOLOGIA DE JUAN PABLO II.

Una vez, expuesta y analizada la filosofía de Wojtyla. Ahora nos toca estudiar su doctrina que es prácticamente, la del Vaticano II.

Los principios teológicos de Juan Pablo II, son los mismo que los de la Teología Moderna. Que Desde Juan XXIII, hasta nuestros días, existen indicios y pruebas muy claras de que la Fe Católica Apostólica ha sufrido una profunda transmutación en los órdenes teológico y eclesiástico.

Los principios que animan la teología moderna dañan gravemente la identidad de la Fe, atacado la base y raíz del catolicismo, o sea, la esencia de Dios, ya en su Trinidad Santísima ya en la divinidad de Cristo. (como se trató en el escrito anteriormente publicado sobre “Dios que adoramos los cristianos”)

Los prominentes neoteólogos postconciliares tales como: Rahner, Küng, Schillebeeckx, Schoonenberg, Congar, De Lubac etc., han reemplazado a la Religión de Cristo Dios por un judeo-catolicismo, en el cual niega las más sagradas verdades de la Fe como:

1.- La Santísima Trinidad; 2.- La divinidad de Cristo; 3.- La preexistencia eterna de Dios Hijo; 4.- La encarnación de Dios Verbo; 5.- El nacimiento virginal; 6.- Los milagros de Cristo Dios; 7.- La muerte heroica y gloriosa del Salvador; 8.- El deicidio perpetrado por el pueblo judío; 9.- La Redención; 10.- La Resurrección; 11.- La Ascensión; 12.- La fundación del cristianismo y de la Iglesia por parte de Cristo; 13.- La concepción inmaculada de la Virgen; 14.- La virginidad perpetua de María; 15.- La asunción de la Virgen; 16.- El culto de los santos; 17.- La veneración de las reliquias e imágenes; 18.- El pecado original; 19.- La inmortalidad del alma; 20.- El cielo, el infierno y el purgatorio; 21.- La verdadera resurrección de los muertos; 23.- La Sagrada Tradición; 24.- La inerrancia de la Escritura; 25.- El Magisterio de la Iglesia.

En la enseñanza oficial de la Iglesia Postconciliar dichas verdades fundamentales aparecen también gravemente afectadas e implícitamente negadas. Pero, además la secta herética que usurpa el nombre y el prestigio de la Romana Iglesia, se funda en nociones judaizantes que desnaturalizaron el catolicismo, subvirtieron la eclesiología, alteraron por completo el culto tradicional y provocaron el abandono del principio esencial de que sólo se alcanza la vida eterna dentro de la Iglesia. En consecuencia, hay que añadir a la lista de negaciones: 26.- La Misa sacrificial católica; 27.- La Eucaristía verdadera; 28.- La Comunión genuina; 29.- Fuera de la Iglesia no hay salvación.

La negación y puesta en duda de todas estas enseñanzas católicas han salido de la “Lumen Gentium” y la “Gaudium et Spes” del Vaticano II, y constituyendo éste un punto de partida fundamental para la consolidación de la nueva religión moderna. Los documentos de este Concilio emanan —y no podría ser de otro modo— en su letra y en su espíritu, de la teología moderna, condenada por verdaderos Papas.

Es innecesario resaltar que el contenido del pensamiento religioso moderno constituye, con respecto a la Fe Católica y Apostólica, la mayor de las herejías, o, como decía San Pío X, “la síntesis de todas las herejías” (Encíclica “Pascendi Dominici Gregis”)

Ahora es necesario que se haga esta pregunta: ¿Hasta qué punto el pensamiento religioso de Wojtyla se enraizó en la teología moderna?

Es importante recordar, que como se ha expuesto, prácticamente, Wojtyla, fue formado y preparado desde el seminario clandestino en la teología moderna y en las filosofías de la fenomenología y la existencialista, que nada tienen que ver, con la filosofía de la Iglesia que es la tomista.

Recordemos que Wojtyla era, un prelado progresista, que en el Vaticano II se distinguió como uno de los más ardientes y activos promotores de las innovaciones, del “aggiornamento”. Una imagen “liberal” y “de avanzada”. Y capaz decir que: “La misión de la Iglesia no es sermonear a los no creyentes. Todos nos hallamos en una búsqueda… Abstengámonos de moralizar o de pensar que tenemos el monopolio de la verdad” (como se escribe en el libro de Su Santidad, p. 118).

Por eso, Juan Pablo II, en su Primer Mensaje, 17-10-78; “L’Osservatore Romano” 22-10-78, ed. Castellana, anuncia que linea iba a seguir en su falso papado, en cual dice:

“Ante todo queremos insistir en la permanente importancia del Concilio Ecuménico Vaticano II, y aceptamos el deber ineludible de llevarlo cuidadosamente a la práctica. ¿No es acaso este Concilio universal como una piedra miliar o un acontecimiento del máximo peso en la historia bimilenaria de la Iglesia, y consiguientemente, en la historia religiosa del mundo y del desarrollo humano? Ahora bien; el Concilio, igual que no termina en sus documentos, tampoco se concluye en las aplicaciones que se han realizado en estos años. Por eso juzgamos que nuestro mayor deber es promover, con la mayor diligencia, la ejecución de los decretos y normas directivas del mismo.

Y esto lo haremos, desde luego, con una acción a la vez prudente y estimulante, procurando sobre todo que se logre una adecuada mentalización: es decir, es necesario, en primer lugar, hacer que los espíritus sintonicen con el Concilio, para poder llevar luego a la práctica lo que él dijo, y poder explicitar todo lo que en él se esconde o —como suele decirse— se encuentra implícito en él, teniendo en cuenta las experiencias realizadas y las exigencias de las nuevas circunstancias”.

Aquí se nota, que para Wojtyla, las doctrinas heréticas del Vaticano II: La “Lumen Gentium” y la “Gaudium et Spes”, serán su Nuevo Evangelio.

Precisamente, de esos principios teológicos modernos, Wojtyla va a tomar la base para defender una concepción antropocéntrica. Veamos lo que declara en la Audiencia General del 29/11/1978; publicado por L´ Osservatore Romano del 3/12/78:

“La verdad del cristianismo corresponde a dos realidades fundamentales que no podemos perder nunca de vista. Las dos están estrechamente relacionadas entre sí. Y justamente este vínculo íntimo, hasta el punto que una realidad parece explicar la otra, es la nota característica del cristianismo. La primera realidad se llama “Dios”, y la segunda “el hombre”. En los últimos tiempos—en especial durante el Concilio Vaticano II—se discutía mucho si esa relación es teocéntrica o antropocéntrica. Si seguimos considerando por separado los términos de la cuestión jamás se obtendrá una respuesta satisfactoria a esta pregunta. De hecho el cristianismo es antropocéntrico precisamente porque es plenamente teocéntrico; y al mismo tiempo es teocéntrico gracias a su antropocentrismo singular”.

Aquí Wojtyla reafirma lo que había publicado en libro “Persona y Acción” en la tesis No. 35 – El hombre es el Dios visible. Ver al hombre es ver a Dios.

Juan Pablo II mediante un juego de palabras, quiere identificar forzando los prefijos al estilo panteísta: ántropo (hombre)=teo (Dios). Esto es lo que precisamente ha enseñado la teología moderna, que el hombre es dios.

Dios es el hombre. He aquí la conclusión coherente de todos los principios de la teología moderna. Esto es lo que predican las “autoridades” eclesiásticas que de mil maneras lo insinúan desde el Vaticano II.

Esta claro, que esta doctrina es una herejía, o sea, es una doctrina absolutamente incompatible y discordante con la Tradición Apostólica. Ya que, no es posible profesar al mismo tiempo los principios de la teología moderna y la Fe Católica. Porque si en efecto, como piensan los modernistas, si Dios es el hombre, entonces es claro que se puede hablar legítimamente de una “teología de la liberación”, la cual enseña la aberrante y contradictoria doctrina que Jesucristo fue el primer comunista.

De esto habla Juan Pablo II en Audiencia general 21-2-79: “L’Osservatore Romano” 25-2-79: “La teología de la liberación viene frecuentemente vinculada (alguna vez demasiado exclusivamente) a la América Latina; pero es preciso dar la razón a uno de los grandes teólogos contemporáneos (Hans Urs von Balthasar), que existe justamente una teología de la liberación de alcance universal. Sólo los contextos son diversos, pero es universal la realidad misma de la libertad con la que Cristo nos ha hecho libres (Gal. 5, 1). Tarea de la teología es encontrar su verdadero significado en los diversos y concretos contextos históricos contemporáneos”.

Igualmente, si Dios es el hombre, también podría hablarse de “teología” de cualquier cosa relativa a la humanidad. Por ejemplo, el sexo. Y de ello habla Juan Pablo II en la Audiencia general 14-11-79: “L’Osservatore Romano” 18-11-79: “Nos encontramos, pues, casi en el meollo mismo de la realidad antropológica cuyo nombre es cuerpo, cuerpo humano. Sin embargo, como es fácil observar, este meollo no es sólo antropológico, sino esencialmente teológico. La teología del cuerpo, que desde el principio está unida a la creación del hombre a imagen de Dios, se convierte, en cierto modo, también en teología del sexo, o mejor, teología de la masculinidad y de la feminidad, que aquí, en el libro del Génesis, tiene su punto de partida”.

LA “DOCTRINA MARIANA” DE JUAN PABLO II

Después de haber cambiado la doctrina social, la Santa Misa, el Catecismo, el Derecho Canónico, la Eclesiología, la Exégesis, la Liturgia, Juan Pablo II también cambió la doctrina sobre Nuestra Señora. El “Papa disque Mariano” (¡), en sus últimos años, se apartó de la Tradición Católica sobre la “doctrina mariana”.

En la audiencia general del 25 de enero de 1996, Juan Paulo II dice: «Los exegetas son ahora unánimes en reconocer que el texto del Génesis, según el original hebreo, atribuye la acción de la serpiente no directamente a la Señora, sino a su descendencia».

También aquí, Juan Pablo II fue en contra de la doctrina de siempre de la Iglesia; Pío IX, de hecho (23-4-1845) había escrito: «… la Santísima Virgen aplasta con su pié inmaculado, la cabeza». Y San Pío X (8.9.1903) escribe: «María, que aplasta la cabeza de la serpiente». También Pío XII (26.7.1954), en Pont. Par. 652, escribe: «La Inmaculada aplasta, con su pié, la serpiente infernal» (Cfr. “Osservatore Romano” 26 de julio de 1954).

En la audiencia general del 30 de mayo de 1996, Juan Pablo II, dice: «A favor de la Inmaculada Concepción, se cita frecuentemente, como testimonio bíblico, el capítulo XII del Apocalipsis, en el cual se habla de la Señora revestida con el sol (XII, 1). La exégesis actual converge en reconocer en esta Señora la comunidad del pueblo de Dios, que dará a luz en el dolor al Mesías resucitado».

Es otro desvirtuar la doctrina que la Iglesia que siempre enseñó. Pío XII, de hecho (1.1.1950), en Pon. Par. 597, así se expresaba, en forma distinta: «Los doctores escolásticos han visto a la Madre de Dios en esta Señora revestida con el sol…» (Cfr. “Osservatore Romano”, 1o de enero de 1950).

En la audiencia general del 24 de abril de 1997, Juan Pablo II dice: «Jesús, en la Cruz, no proclamó formalmente la Maternidad Universal de María, pero ha instaurado una relación materna, consagrada entre Ella y el discípulo preferido». También esta fantasiosa ocurrencia errada de Juan Pablo II es contraria a la doctrina de siempre. León XIII, por ejemplo, en “Octobri Mense” (22.9.1901), escribe «… Jesús proclamó desde lo alto de la Cruz, cuando confió a su cuidado y a su amor a la totalidad del género humano en la persona del discípulo Juan!..».

También en los “títulos marianos”, Juan Pablo II, el 4 de junio de 1997, en la Pontificia Academia Mariana Internacional, dijo: «Una definición del “título mariano” de “Abogada”, “Corredentora”, “Mediadora” no está en línea con la orientación del gran texto mariológico del Vaticano II». (Cfr. “Osservatore Romano” 4.5.1997).

También aquí, Juan Pablo II fue contra la doctrina enseñada por la Iglesia antes del Vaticano II. Pío VII, por ejemplo, el 19.2.1805, escribió: «… Vamos a acercarnos al trono de su Divino Hijo: como Abogada, pregunta; como Sierva, ora; y como Madre, comanda». También Pío XI (8.5.1928) en su discurso que el dio a los peregrinos de Vicenza, dijo: «… El Redentor debe, necesariamente, asociar a su Madre a su trabajo. Por eso invocamos el título de la Corredentora. Ella nos dio al Salvador, que lo llevó a su obra de redención en la Cruz». Y Pío XII escribió: «… El Divino Hijo quería añadir a su Madre como Abogada de los pecadores y Mediadora de sus gracias». (todo esto fue tomado del escrito en pdf de padre Luigi Villa arriba mencionado)

LA HEREJIA FUNDAMENTAL DE JUAN PABLO II

Karol Wojtyla, como cardenal de la iglesia postconciliar. En la cuaresma de 1976, cita en el libro: “Signo de Contradicción”, que tiene contenidas las “meditaciones” que expuso Wojtyla, durante los ejercicios espirituales que Paulo VI le invitó a darle a él y a la curia romana. Ahí, enseña la “HEREJIA FUNDAMENTAL DE SU POSTERIOR “PAPADO”. En donde afirma que: “TODOS LOS HOMBRES DESDE EL PRINCIPIO DEL MUNDO Y HASTA SU FINAL, HAN SIDO REDIMIDOS Y JUSTIFICADOS POR CRISTO Y POR SU CRUZ”.

En la frase citada está compendiada la aberrante doctrina de Juan Pablo II de que todo el género humano, todos los hombres como él lo expresa, están justificados incondicionalmente desde el principio del mundo. Esta tesis herética es denominada: “LA REDENCION O JUSTIFICACION UNIVERSAL INCONDICIONAL”.

Entorno a su tesis Wojtyla se adelanta y se desvía, ya que unas veces cuando trata de ésto indica que la Redención universal es por la Cruz de Cristo, o sea la “Redención por la Cruz”, y en otras llega a la teoría más avanzada, de la sola “Encarnación redentora”. O sea que por la sola encarnación del Verbo se ha realizado la redención.

Esa tesis, no convalidada ni en la Sagrada Escritura, ni en la Tradición, ni en la doctrina de la Iglesia, solo es fruto de la “Nueva Teología”, la cual afirma que la Redención y la salvación son incondicionales para todos los hombres, no solo objetivamente, sino también subjetivamente; de esta forma, la Redención universal salva a todos, siempre.

De aquí nace la “nueva eclesiología” y la “nueva Revelación” de la Fe: Nuestro Señor Jesucristo solo tuvo la misión de “manifestar plenamente al hombre a si mismo”, luego el hombre no es más un pobre pecador que tiene necesidad de la Redención, obtenida a través de la Fe y del bautismo, sino que es un hombre que, gozando de su condición de redención efectiva y garantizada, manifiesta su estado naturalmente “sobrenatural”, esto es, ¡de hombre auto-divinizado!

Esto es un verdadero regreso al modernismo que reduce la Fe y la Revelación divina a un simple sentimiento y a una experiencia religiosa, aboliendo, de este modo, toda diferencia entre “religión natural” y Religión sobrenatural”, lanzando la premisa para la igualdad de todas las religiones. Por eso, para el modernismo, la Revelación se reduce a una toma de conciencia de relación íntima Hombre-Dios, en el Cristianismo; o con Buda, Mahoma, etc., para las otras religiones.

Ya en la encíclica “Redemptor hominis” de Juan Pablo II, se encuentra la tesis de la redención universal incondicional, como también se encuentra en la “Gaudium et Spes”, no 22, que Wojtyla redactó en colaboración durante el Concilio: «El hijo de Dios, con su encarnación se unió, en cierto modo, a cada hombre». Christoph Schönborn, en el Osservatore Romano del 21- 1-1993, muestra también que, después, el pensamiento de Juan Pablo II no cambió: “escribiendo que el “texto-clave” del Nuevo Catecismo es el de la “Gaudium et Spes” 22”.

En la “Redemptor Hominis”, Wojtyla expresa todo su pensamiento y programa de acción, incluyendo los planes para el año dos mil. Por lo mismo se va extractar parte de esa encíclica, para que el lector católico saque sus conclusiones, y hasta el no católico pueda por simple cultura definir si el hombre que ha escrito ésto ha escrito como un católico:

“Se trata pues aquí del hombre en toda su verdad, en sus plenas dimensiones. No se trata del hombre “abstracto” sino real, del hombre “concreto”, “histórico”. Se trata de cada hombre, porque cada uno ha sido incluido en el misterio de la Redención y Jesucristo está unido a cada uno para siempre a través de ese misterio. Todo hombre viene al mundo siendo concebido en el seno materno y naciendo de su madre, y,—precisamente a causa del misterio de la Redención—él es confiado a la solicitud de la Iglesia. Esta solicitud se extiende al hombre completo y está centrada sobre él de manera singular.

El objeto de está singular atención es el hombre en su realidad humana única e imposible de repetir, en el cual viven intactas la imagen y semejanza de Dios mismo (Gén., I, 27). Es esto lo que señala el concilio cuando, hablando de esta semejanza, recuerda que “el hombre es la única criatura sobre la tierra que Dios ha querido por sí misma” (Gaudium et Spes, n. 24). El hombre, tal como “querido” por Dios, “elegido” por Él, llamado, destinado a la Gracia y a la salvación, es el hombre “concreto”, el “hombre real”; ese es el hombre en toda la plenitud del misterio en el que llega a participar por Jesucristo y del cual llegan a participar cada uno de los cuatro mil millones de hombres que viven sobre nuestro planeta, desde el instante de su concepción cerca del corazón de su madre”(Redemptor Hominis No. 13).

Estas son afirmaciones inadmisibles: “Cada hombre concreto, histórico, (o sea está hablando de cada uno en particular) participa en toda plenitud del misterio de la Redención, y en la realidad humana de cada hombre, única imposible de repetir, viven intactas la imagen y la semejanza de Dios mismo”.

Wojtyla insiste en que cada hombre participa en la plenitud de la Redención,—o sea de la salvación—desde el seno materno, lo que parece afirmar que hay una “inmaculada concepción” de cada hombre. Aquí podemos comentar que acerca de lo que dice de que “cada hombre viene encomendado a la solicitud de la Iglesia”, no puede entenderse sino en el sentido en que los postconciliares entienden de la Iglesia, en lo más elevado de la cúspide herética, como enseña De Lubac a quien hizo cardenal Juan Pablo II, la Iglesia que es toda la humanidad, el pueblo de Dios, encargado de realizar la nueva fraternidad. Esta nueva definición de la Iglesia, Wojtyla ya la había pronunciado en la tesis No. 21 del Libro “Persona y Acción”.

Por otra parte, lo que es doctrina dogmática de la Iglesia, es que por el pecado original el hombre perdió la semejanza divina; Wojtyla afirma que “en cada hombre viven intactas la imagen y semejanza de Dios”, según eso, incondicionalmente, hablando del “hombre” en sentido genérico, y empleando para esta afirmación el pasaje del Génesis que narra la creación del hombre, pasaje anterior al suceso del pecado de Adán.

Esta es una vil y aberrante mentira, de Wojtyla porque antes del pecado original, Adán y Eva, a parte de recibir la gracia santificante, Dios Nuestro Señor, les dio dones prenaturales, como la inmortalidad; los hizo invulnerables al dolor y a las enfermedades, no tenían hambre, ni sed, ni calor, ni frio; tenían control de sus pasiones. Y después el hombre, lo único que recobro fue la gracia santificante, y solo si se recibe el bautismo, y todo ello gracias por lo méritos de la Pasión y muerte de Cristo.

Según la enseñanza de Wojtyla y del Vaticano II, el infierno esta clausurado, todo hombre, es salvo incondicionalmente, no importando, la religión, ni el que este bautizado en la Iglesia, ya que la nueva definición sobre la Iglesia, ya no es Una, Santa, Católica y Apostólica; ahora, es el pueblo de Dios, igual a la humanidad entera, o sea todo hombre es católico por el hecho de ser hombre.

Es fácil pensar que esta línea teológica es toda una con doctrina sofistica “del cristiano anónimo” del herético jesuita Karl Rahner, para quien todo hombre sería un “cristiano”, aunque lo ignore. En todo hombre sería pre-existente un germen sobrenatural.

Por eso, en su discurso del 11 de mayo de 1986, Juan Pablo II dice: «Voy recorriendo el mundo para encontrar a los hombres de todas las civilizaciones y religiones; porque confío en los gérmenes de sabiduría que el Espíritu suscita en la conciencia de los pueblos: de El brota el verdadero recurso para el futuro humano de nuestro mundo».

Wojtyla, así, llega al modernismo mediante la “NuevaTeología”, que altera la noción católica fundamental y que lleva, necesariamente, a donde llegó Juan Pablo II, o sea, a la abolición de toda distinción entre “naturaleza” y “gracia” y de este modo, como consecuencia, a la herejía de la redención universal subjetiva e incondicional, a la identificación de la Humanidad con la Iglesia, como la noción de “Redención” y de “Fe” a volver la Revelación de Cristo un hecho secundario, accesorio. Esto lleva a comprender como la “Nueva Teología” pone el hacha «no tanto en la ramas, como en la propia raíz, esto es, en la Fe, en sus fibras más profundas». (Como dice: San Pío X, Pascendi)

Pero también, durante todos sus viajes, los discursos ecuménicos de Juan Pablo II siempre tuvieron su fundamento en su explicación, no en la doctrina católica, pero siempre en la “Nueva Teología”. Todo está centrado en el hombre y en su desenvolvimiento integral, que implica igualmente en él mismo la toma de conciencia de lo sobrenatural, inmanente en cada hombre, independientemente de la Fe y del Bautismo, que lo sepa o no, que lo acepte o no mediante la fe”.

En esta aberrante doctrina de Wojtyla. No se requiere fe, ni obras para salvarse, todo mundo es salvo, por el hecho de Cristo se encarno o murió en la Cruz. O sea, son santos todos los hombres de cualquier religión, católicos, protestantes, judíos, musulmanes, budistas, induístas; hasta los satanistas, masones, libre pensadores y también los ateos, ya que la justificación abarca a todos hombres. Lo mismo son salvos, los asesinos, los corruptos o rateros, los violadores, los pederastas en este caso hasta Marcial Maciel es salvo.

Para Juan Pablo II y al igual que para los hebreos, ser salvos, no significa, ir al cielo, para ellos, el cielo y el infierno está aquí en la tierra. Eso muy bien lo explica Wojtyla en las tesis 24, 25 27 del libro “Persona y Acción”. Arriba expuestas.

Si esta es la concepción de Santificación o justificación de la nueva iglesia postconciliar, para que tanta faramalla, olvídense de los milagros, de las virtudes heroicas, y de todos requisitos de los procesos para canonizar santos, y solo digan Karol Wojtyla, Angelo Roncalli y Juan Bautista Montini son santos, por la doctrina de la Justificación Universal Incondicional y punto.

Hasta aquí, se han expuesto las principales herejías de Juan Pablo II, que no son las únicas. En un escrito publicado en:http://forocatolico.wordpress.com/herejias-de-juan-pablo-ii/ titulado: “Quien es el súper hereje Karol Wojtyla Katzarosky (alias Juan Pablo II)”. En ese artículo se enumeran más 100 herejías proferidas por el multihereje Juan Pablo II.

Con todo lo expuesto se ha demostrado que por ser un multihereje o sea faltarle el requisito de catolicidad Karol Wojtyla no es Papa de la Iglesia Católica, ni tampoco puede ser santo canonizado como se ha expuesto.

CONCLUSIONES

Se ha repasado en modo general la vida y obras de Juan Pablo II, y prácticamente se ha visto, que en él, no se ha cumplido ningún requisito para ser santo de la Iglesia Católica:

En Wojtyla, prácticamente no se han encontrado virtudes heroicas, sino más bién como lo describe la Dra. Tymieniecka, “Era un hombre extremadamente orgulloso, terriblemente sensible al orgullo. No era en absoluto tan humilde como parece. Tampoco era modesto. Se tiene a sí mismo en muy alta estima”. A parte de este comentario era amante de llevar una vida demasiadamente liberal y progresista y libre incluso en sus costumbres.

En cuanto a los supuestos milagros o curaciones naturales, lo que no cabe duda es que el procedimiento estuvo teñido de fuertes sospechas de parcialidad y falta de objetividad, de lo que se concluye que la sentencia sobre Karol Wojtyła puede fácilmente y muy probablemente errar. Ya que carece de las garantías de la prudencia necesaria para examinar los hechos médicos discutidos”. Y por esa parte la decisión es falible.

Los dichos y hechos de su vida en vez de que inspiren y lleven a los fieles a Dios y a su salvación, han sido todo lo contrario, millones y millones de fieles han dejado el catolicismo confundidos por sus herejías, miles de sacerdotes han dejado el sacerdocio, y ha habido un vaciamiento de los seminarios y conventos.

Que decir de su nula fidelidad de Wojtyla a la doctrina dogmática de la Iglesia, al contrario se convirtió en un multihereje. Siendo más cien herejías las que se han contabilizado.  

Sin embargo, es tanta la malicia Juan Pablo II y los demás papas herejes y usurpadores del Vaticano II, que burlonamente reclaman la infalibilidad para sus doctrinas heréticas, misma que sólo es dada por Nuestro Señor a los verdaderos y auténticos Papas de todos los tiempos, fieles a las verdades perennes que el mismo Cristo nos dejó. Ya que una cosa queda clara, que todo cuanto proviene del Vaticano II no tiene el carácter de infalibilidad, porque se trata de un falso Concilio porque no puede estar en contraposición doctrinal de los demás concilios y del magisterio infalible de la Iglesia.

El Magisterio Ordinario se torna infalible sólo cuando concuerda con todo lo afirmado por todos los Papas del pasado. Así, se concluye que si el Papa de hoy contradice al Papa de ayer, creando un conflicto en la Doctrina, los católicos deben permanecer fieles a los Papas de todos los tiempos y conservar la Fe universal, en el tiempo y en el espacio, como justamente enseña Santo Tomás (S. Theol. 11-11, q.2 ad 3).

La Iglesia postconciliar, ha abandonado a Cristo valiéndose de la usurpación del Papado y con esa falsa autoridad ha sustituido la doctrina y las estructuras eclesiásticas del cristianismo bimilenario. Pero el credo de la Iglesia Católica de siempre no es un credo humano, ella es una religión divina cuya Iglesia es fundada por Cristo Dios e inspirada por Dios Espíritu Santo. Por esa Fe sacrosanta dieron su sangre millones de hombres y mujeres a los largo de la historia y otros tantos le consagraron sus vidas. Esta Religión divina es inmutable y quien no quiere vivirla, ¡allá él!

Por último, nos, no cabe ninguna duda, que la canonizaciones de Karol Wojtyla y Angelo Roncalli fueron un acto fallido, y un agravio contra la sangre derramada por los mártires, los cuales murieron por negarse a hacer las cosas que ellos hicieron. La canonización de Wojtyla y la de Juan XXIII es la canonización de los errores del conciliábulo Vaticano II, condenado por la Verdadera Iglesia Católica.

Mons. Martin Davila Gandara