Mensaje y exhortación para la Semana Santa

“Cristo padeció por nosotros, dándonos ejemplo, para qué sigáis sus pisadas” (I Ped., II, 21)

Todas las reflexiones que podamos hacer sobre el doloroso drama de la Pasión, que habiendo principiado en el Huerto de los Olivos tuvo su coronamiento en el monte Calvario, se hallan compendiadas en esta sentencia de San Pedro.

Pero, hoy en día, hay pocos dentro de universo del catolicismo, que consideren estos días, de la Pasión y muerte de Nuestro Redentor, estos días, los más santos de nuestra religión, ya que no los respetan, porque tristemente muchos ya han perdido la fe, y otros aunque todavía se dicen católicos, pero se han vuelto muy indiferentes en la religión, y hay cristianos también que han caído en un materialismo práctico.

Hoy nos azotan dos grandes males, la indiferencia en materia religiosa y el materialismo, que todo lo niega, desprecia y escarnece. Hoy se combate íntegramente todo nuestro credo, y nada se quiere saber ni de Dios, ni de la religión.

Los asaltos y ataques desde décadas atrás proceden de publicaciones de toda clase, de los medios de comunicación radio y TV e internet, de algunas aulas legislativas y del laicismo ateísta. Han producido estos terribles frutos de indiferencia y materialismo.

Ya que, arrancada la fe, viene necesariamente la corrupción de las costumbres. El hombre naturalmente está inclinado al mal. “Vemos lo bueno, pero en la prueba, seguimos lo malo” como dice San Pablo. Para resistir a los incentivos del mal, tenemos necesidad de la gracia de Dios, que ordinariamente nos llega por medio de la oración y de los sacramentos.

Pero, ¿cómo puede obtenerse la gracia si, perdida la fe, ya no se reza ni se reciben los santos sacramentos? ¿Habrá de decirse, pues, que ya no hay fe?

No, todavía. Pero fijémonos en un gran número de personas y jóvenes. Parece que se haya pegado a sus conciencias un estrato de paganismo; Parece que el vicio se ha hecho insolente, y hasta las costumbres depravadas tienen sus defensores.

Indiferencia religiosa y materialismo que no ve más que tierra, placeres y fango, lamentablemente eso es lo que perdura y reina en estos días.

Hoy vemos cientos y cientos de miles de familias muchas de ellas que se dicen católicas, profanando éstos días santos, yendo a la playa, a las albercas, a los ríos, a todas partes a divertirse. Consideren éstas familias que, si su padre o madre o hijo muriera y le estuvieran velando, ¿se atreverían a ir a esos lugares alegres, y de gran ocasión de pecado, cuales son las playas y las albercas?

Eso es precisamente, lo que hacen, aquellos cientos y cientos de miles de familias que profanan estos días santos, ya que en la Semana Santa, recordamos la pasión y muerte de Jesucristo, Nuestro Redentor, al ir a esos lugares malsanos se burlan de Cristo, y es como decirle al Señor, no me importa que seas Dios, no importa que hayas muerto por nuestros pecados, lo único que queremos en descansar y divertirnos.

Que acaso, no piensan, que no son eternos en esta vida, sino mortales, ya que un día van a morir, y ese día tendrán que dar cuentas al creador; y el Señor como justo Juez les dará la sentencia merecida por sus burlas y desenfrenos.

Cristiano irreflexivo, que en el fondo de tu corazón, tienes todavía amor y temor de Dios. Si quieres comenzar el camino de la salvación, tienes que empezar respetando y observando con el mayor respeto posible éstos días los más santos de nuestra religión

El Buen católico, en éstos días, debe de tener la intención de la Iglesia, y ésta es, que esta Semana Santa, los fieles mediten sobre la Pasión de Jesucristo. Nada hay más propio para excitar en nuestras almas vivos sentimientos de contrición, de agradecimiento y de amor.

Por último, espero en Dios que este mensaje, les sirva a los católicos para meditar y reflexionar, sobre el respeto de estos días santos, y que estas consideraciones los lleven a recordar y vivir intensamente el drama de Pasión de Cristo y también su Gloriosa Resurrección, en sus respectivas parroquias.

Sinceramente en Cristo

Mons. Martín Dávila Gándara

Obispo en Misiones

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