Mensaje de Año Nuevo 2024

Un año más que nos concede Dios de vida.

-Un nuevo beneficio, una nueva gracia, o mejor, una nueva serie de gracias que el Señor se dispone a concedernos.

-Otra vez Dios nos protegerá con su providencia.

-Otra vez nos dará los medios necesarios y sobreabundantes para salvarnos y santificarnos.

¿Qué exige esto de nosotros? ¿Qué deberemos ofrecerle y darle al Señor por tanto beneficio?

El año nuevo es un nuevo plazo de prórroga que nos da el Señor antes de venir a pedirnos cuenta de las gracias y talentos que nos ha dado.

El año nuevo es también un año más que tenemos para satisfacer por medio de la penitencia todos nuestros pecados y culpas pasadas e infidelidades presentes.

¿Qué no daría un condenado por año, por un día, por una hora de vida, para satisfacer por sus culpas y merecer el perdón?

Si Dios concediera un año de vida a una de las almas que están en el Purgatorio, ¿qué no haría por librarse de aquellas penas y arribar al cielo?

Y nosotros, ¿dejaremos pasar en vano el nuevo plazo de vida que Dios nos da?

SOBRE EL BUEN EMPLEO DEL TIEMPO Y PREPARACIÓN PARA LA ETERNIDAD.

La Santa Iglesia nos recuerda cada principio de año, que hay una ETERNIDAD; y que por lo tanto, todas las cosas del tiempo para nosotros son nada. Ya que el tiempo es el precio de la eternidad. Por lo mismo, nada más precioso que su empleo.

Por eso, es importante que reflexionemos sobre: ¡El tiempo perdido en el pasado! El cual es preciso rescatar; ya que el tiempo es breve como un cerrar y abrir de ojos. Por lo tanto, procuremos enérgicamente llenarlo de buenas, santas y virtuosas obras. Pensemos también, que el tiempo futuro, es incierto. Por lo mismo, temamos y obremos juiciosamente.

La Iglesia también nos recuerda. La figura del mundo que pasa. Así como el mundo físico, el mundo moral y las sociedades políticas que siempre se mudan.

Pensemos, pues, lo que realmente somos, forasteros y viajeros en esta vida, y por lo tanto debemos usar del mundo, como si no usásemos de él.

Reflexionemos, también seriamente, sobre las gracias recibidas en el santo Bautismo, sobre todo la gracia santificante, y las gracias actuales que Dios siempre nos manda, y procuremos cooperar con ellas, ya sean estas ordinarias o extraordinarias.

Procuremos, pues, ser fieles y cooperadores de las gracias recibidas. Porque el gran día de la eternidad se acerca, y ese será el día final de nuestra peregrinación en este mundo. Ese momento será el comienzo de una vida eternamente feliz o eternamente infeliz.

Por eso, los santos tenían siempre presente aquel momento o instante de cual dependía su eternidad, por la misma razón despreciaban el mundo perecedero y caduco.

Por último, espero en Dios que estas reflexiones de principio del año, junto con el buen empleo del tiempo, nos ayuden a estar lo mejor posible preparados para una eternidad feliz. Por lo mismo, recordemos con cariño las palabras de San Pablo que nos recomienda: “Mientras tengamos tiempo, obremos el bien (Gal., VI, 10).

¡FELIZ AÑO 2024! CON CARIÑO LES ENVÍO MI BENDICIÓN EPISCOPAL

                                                            DE PARTE MONS. MARTIN DAVILA GANDARA

                                                                               OBISPO EN MISIONES